A los desplazados les falta todo.
(ANSA) - KHAN YOUNES, por Sami al-Ajrami - Las cajas de cartón están expuestas en orden en una acera de una de las principales calles de Khan Yuins, la ciudad de la Franja al sur de Gaza donde desde hace semanas masas cada vez mayores de desplazados se amontonan, continuamente empujados por el ejército israelí.
"Gasolinera", escribió el encargado de una tienda cercana. Y a plena vista mostraba aceite de girasol. Desde hace dos semanas las gasolineras están cerradas y los coches estacionados en los aparcamientos. Entonces nada mejor que utilizar aceite para freír. "Por supuesto que huele mal", admite un taxista, "y probablemente a la larga también estropee el motor. Pero de alguna manera tenemos que seguir utilizando el coche".
El ir y venir de los carros tirados por burros deja en claro a todos la gravedad de la crisis. Sus tarifas en estas zonas alcanzaron las de los taxis, aunque la velocidad del transporte deja mucho que desear. "Pero es imposible verse implicado en un accidente de tránsito", asegura a los transeúntes el propietario de un carro. Ciertamente la guerra en curso estimuló la creatividad de la gene de Gaza.
Alguien distribuyó hoy hojas de cuaderno escritas a mano que ilustran -al menos en teoría- como desalinizar el agua del mar de la cercana Deir el-Ballah para hacerla potable visto que las botellas de agua mineral introducidas por Egipto, en decenas de camiones de ayuda humanitaria, no llegaron a la gente que está por la calle.
Pero los primeros intentos de desalinizar el agua del mar, dicen en Deir el-Ballah, "fracasaron. El líquido que obtuvieron da aún más sed". Más fácil mejorar la calidad del agua marrón que sale de las tuberías de las casas. "Basta que pase -se explicó- por un capa de algodón y un poco de tela y luego se agrega un poco de azúcar" En ausencia de corriente eléctrica gran éxito perciben los importadores de pequeñas radio a transistor chinas que se cargan con el Sol gracias a pequeños paneles solares por solo 35 shekel (6 euros) se obtiene una radio que, expuesta a los rayos del Sol, no se calla nunca. Fantásticas son también las bicicletas que en los últimos años habían sido un poco abandonadas.
La falta de gas de cocina empujó a estos desplazados a buscar soluciones de emergencia. Grupos de personas armadas de sierras se dirigieron ayer al cementerio de Deir el-Ballah, conocido por sus árboles frondosos, para cortar la mayor cantidad de ramas.
"Hoy -comentaron- para cocinar es necesario preparar pequeños fuegos en la casa y los cestos de residuos se terminaron". Finalizada la inspección del cementerio, los hombres con las sierras se encaminaron a la calle Sallah-a-din, l la arteria principal de Gaza. También estos árboles serán pronto un recuerdo del pasado. Pero mientras en los patios de las casas se multiiplican los pequeños fuegos de las amas de casa que intentan cocinar, el aire de Khan Yunes es siempre más irrespirable.
Entre los muchos que han perdido sus empleos al trasladarse por la fuerza del norte de la Franja al sur, una categoría no lo está haciendo tan mal: la de los barberos. Después de haber metido sus navajas y tijeras en una bolsa, ahora prosperan en las calles. Después de hacer sentar a sus clientes en sillas colocadas en las aceras, continúan afeitándose y arreglándose el cabello. Son escenas vistas en blanco y negro en películas de hace décadas y que hoy han vuelto a la normalidad tras semanas de guerra. (ANSA).