(ANSA) - LONDRES, 01 NOV - Yair Netanyahu, de 32 años, hijo y
heredero del premier Benjamin Netanyahu, emboscado en Miami
viviendo "la buena vida" mientras miles de reservistas del
ejército israelí volvieron del exterior para responder a la
movilización ordenada por el Estado judío en guerra en la Franja
de Gaza, es la acusación que se acumula en Israel desde hace
semanas y de la que se hicieron eco los medios internacionales.
Yair no es ajeno a polémicas de todo tipo: tanto por sus
arrebatos político-ideológicos basados ;;en consignas de extrema
derecha nacionalista, como por las gansadas de una existencia
privada como privilegiado en la que no le faltó nada, incluidos
coqueteos con modelos escandinavas e incursiones interceptadas
por paparazzi en algunos clubes de striptease.
Enviado a Florida por el papá Bibi y la mamá Sara a fines de
abril, luego de haber contribuido meses atrás a alimentar con
declaraciones incendiarias la protesta de tantos israelíes
contra el gobierno encabezado por su padre, Yair
desde entonces, prácticamente desapareció.
Efectivamente silenciado por su familia y exento de las
denuncias por difamación recibidas. Empero, tras la explosión
del conflicto en Gaza, la atención volvió a centrarse en él: en
el vástago que no había dudado en denominar "terroristas" a los
compatriotas que salieron a las calles contra su padre. Salvo
permanecer al otro lado del océano en el momento de la
"declaración de guerra al terrorismo de Hamas".
Un comportamiento que muchos compañeros de armas de más o
menos la misma edad repartidos por todo el mundo simplemente no
pueden soportar. Y menos aún en un país donde el servicio
militar obligatorio dura tres años para los hombres y dos para
las mujeres (excepto para los religiosos ortodoxos).
País que los Netanyahu de las generaciones precedentes
sirvieron uniformados en las fuerzas especiales de élite del
Sayeret Matkal, al frente de las cuales el hermano mayor de
Bibi, Yonathan, conocido como Yoni, saltó a la fama como héroe a
la edad de 29 años durante el legendario bombardeo para liberar
a los rehenes del secuestro del vuelo de El Al en 1976 en
Entebbe, Uganda. En cambio, a Yair se le reprocha haber
abandonado el país en su momento de necesidad, desafiando toda
la retórica nacional-mesiánica de algunos de sus post del
pasado.
"Yair disfruta de la vida en Miami Beach mientras yo estoy
en el frente", endilgó un voluntario de reserva desplegado en la
frontera con el Líbano para mantener a raya a Hezbolá, citado
por el Times. La aparición del delfín el 17 de octubre en Fort
Lauderdale para un evento de colecta de ayuda para familias
judías afectadas por los ataques de Hamás y para soldados no fue
suficiente para calmar las aguas. Al contrario, su inacción
choca con la multiplicación de historias de compatriotas que
regresaron apresuradamente, algunos de su luna de miel, para
responder al "llamado de la patria".
"Muchos de nosotros -dijo uno de ellos, citado por la prensa
británica- hemos dejado nuestros trabajos, nuestras familias,
nuestros hijos para regresar a nuestra nación para proteger a
nuestro pueblo". "Y no somos nosotros los responsables de lo
ocurrido", añadió, y recriminó indirectamente las faltas y
negligencias que muchos israelíes atribuyen al gobierno de
Netanyahu padre o al aparato estatal después del 7 de octubre.
"Esto -concluye- ciertamente no es algo que ayude a reconstruir
la confianza en los que dirigen el país". (ANSA).
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. © COPYRIGHT ANSA