(ANSA) - ROMA 30 OCT - Consternación, ira, preocupación,
incluso si la seguridad percibida está "en los niveles más
altos", respiran en el barrio judío de Roma, cuyos habitantes
aseguran que lo que sucede en las plazas italianas no es
solidaridad con Palestina, sino "antisemitismo y odio hacia
Israel".
"Quieren destruirnos", repiten muchos.
La preocupación también proviene de las comunidades judías.
"Estamos preocupados y conscientes de los riesgos debidos al
creciente clima de intolerancia, debido a los lemas antisemitas
en las numerosas manifestaciones celebradas en varias ciudades
italianas", afirmó la presidenta de la Ucei, Noemi Di Segni,
subrayando no obstante que la vida judía "continúa pacíficamente
con plena confianza" en el gobierno.
Desde el ministerio del Interior tranquilizan: desde el
inicio de la crisis en Medio Oriente hubo "el máximo compromiso"
del aparato del Estado en la prevención y protección del
territorio, en particular en los objetivos más sensibles, 205 de
los cuales son Israelíes: lugares de culto, escuelas, sedes
diplomáticas y de aerolíneas y establecimientos comerciales.
La comunidad judía de Roma también se declaró
"razonablemente preocupada", dijo a ANSA el presidente Victor
Fadlun. Y antes de reiterar la "confianza en las autoridades
italianas", el embajador israelí en Roma, Alon Bar, advirtió el
domingo sobre la creciente inseguridad de las comunidades judías
en Italia.
El miedo está presente para todos, pero en el barrio judío
se mantiene bajo control gracias a la conciencia de estar
protegido: los agentes del orden se alternan en las calles del
barrio parando a cualquier persona sospechosa, incluso con una
presencia constante delante de la escuela judía.
Todos los controles también los llevan a cabo padres
voluntarios que, a su vez, vigilan las callejuelas del antiguo
gueto. Además del pedido de seguridad, existe un gran enfado por
las consignas y gestos realizados el pasado sábado durante la
manifestación en apoyo a Israel.
"La seguridad se ha reforzado, aquí está al más alto nivel.
Pero lo ocurrido durante las manifestaciones es preocupante y
sólo debe definirse de una manera: es antisemitismo, no tiene
otro nombre", afirmó un empresario italo-israelí.
"Ver la bandera israelí destruida te hace comprender que el
99% de los manifestantes están a favor de la destrucción de
nuestro país", afirmó el dueño de un restaurante histórico del
barrio.
"¿Democracia? Aquí existe. Nuestra plaza está abierta.
Cualquiera puede entrar... cualquiera que lleve velo, cualquiera
de religión musulmana - recuerda un padre que llegó temprano
para recoger a su hijo del colegio -. ¿Qué pasaría si en lugar
de eso yo cruzara la calle frente a una mezquita con una kipá?".
"Este barrio recibe atención y nos hace sentir más seguros,
pero lamentablemente venimos a trabajar sabiendo que siempre
puede entrar un 'idiota' y provocar una tragedia", explicó una
empresaria católica.
En resumen, en el barrio judío, hoy cerrado, todo el mundo
está seguro de que el odio se "extiende" y que esto no produce
ni producirá efectos secundarios, aunque existe una gran
confianza "en la seguridad garantizada en Italia". (ANSA).
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