Italia aspira a una revisión generosa, no sólo de la ayuda a Kiev, sino también en lo migratorio
(ANSA) - BRUSELAS - Por Michele Esposito - La protección de las fronteras exteriores, con una Europa rodeada de conflictos, debe estar en el centro de una política comunitaria y no puede dejar de tener una base financiera: así lo considera la premier Giorgia Meloni en su regreso a Bruselas.
Meloni llegó a una cumbre marcada por el conflicto en Medio Oriente, por el peso económico de la ayuda a Ucrania y con un choque durísimo que se cierne de aquí a las próximas semanas: el del presupuesto plurianual europeo.
Italia aspira a una revisión generosa, no sólo de la ayuda a Kiev, sino también de la migración y la transición digital. Y es en estos dos últimos puntos donde Meloni tiene que lidiar, una vez más, con las trincheras de los países "frugales".
El desafío está abierto y, en Bruselas, ya no se puede descartar una cumbre extraordinaria convocada en noviembre sobre ese tema.
Pero el capítulo sobre migración no llegaba a la mesa del Consejo Europeo hasta bien entrada la noche, pues la cuestión ucraniana y el conflicto por el alto el fuego en Gaza dominaba el debate.
El cambio de calendario podría llevar, el viernes, a la superposición de dos cuestiones candentes: las económicas y las vinculadas con el presupuesto comunitario plurianual.
La línea italiana se basa en la lógica de que sólo se puede llegar a un acuerdo sobre la revisión del presupuesto después de haber acordado todas las prioridades en su conjunto.
O seas, es muy poco probable que Roma diga sí a los 50 mil millones que la UE quiere pagar por la ayuda a Ucrania sin haber recibido primero un placet sobre los 15 mil millones que la Comisión quiere poner en el tema de la inmigración y sobre los 10 mil millones destinado a ayudar a los países miembros en la transición tecnológica.
La trinchera de los países del Norte, los llamados frugales, todavía está clara.
"Los recursos del presupuesto comunitario no se han agotado", explica el canciller alemán, Olaf Scholz, antes de sentarse a la mesa de los 27.
Los Países Bajos, por su parte, siguen subrayando que no es necesario, como sostienen la Comisión y también Italia, que el acuerdo se alcance durante el año.
De hecho, Austria, Bélgica y Suecia ya expresaron profundas reservas.
Luego está el factor húngaro: "No apoyamos este tipo de política migratoria y no queremos dar dinero a los inmigrantes", dijo una vez más Viktor Orban.
El primer ministro húngaro probablemente esté destinado a perder un aliado, el polaco Mateusz Morawiecki, derrotado en las elecciones, pero aún puede confiar en Robert Fico, el nuevo primer ministro eslovaco al frente de un gobierno soberanista.
Precisamente sobre los inmigrantes habló Meloni con el holandés Mark Rutte al margen de la cumbre, centrándose en las buenas relaciones entre ambos para suavizar la posición holandesa.
Italia también puede contar con el apoyo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La carta de la presidenta del ejecutivo de la UE fue bien recibida.
Además, Meloni expresó que "con países como Túnez y Egipto es necesario el respeto".
A Meloni se le pedirá que dé cuenta de la ratificación del fondo al margen de la Eurocumbre.
La presión de la UE es fuerte, pues la situación de guerra aumenta la incertidumbre económica.
"Meloni fue clara al respecto", interrumpió el ministro Francesco Lollobrigida.
Pero esa claridad que no le gusta a Bruselas, pues la línea de la UE es que el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MES) sea ratificado.
Si se activa o no es otra cuestión. (ANSA).