Se acelera también el uso del suelo en el país. Asfalto ya cubre más del 7%
(ANSA) ROMA - Las ciudades son cada vez más calurosas: en los principales centros urbanos italianos, la temperatura sube a medida que aumenta la densidad del hormigón y el asfalto, con valores de entre 43 y 46 grados en los días más calurosos en las zonas más saturadas.
Así surge del informe anual del Ispra, el Instituto Superior para la Proteccióin y la Investigación Ambiental, sobre el uso del suelo en Italia.
De media, la diferencia de temperatura del suelo en las zonas urbanas con respecto al resto del territorio es de 4 °C en verano, con máximas de 6 °C en Florencia y de más de 8 °C en Milán, agrega el informe.
El Ispra también advierte que el consumo del suelo en Italia se aceleró en 2022, a una velocidad de 2,4 metros cuadrados por segundo y avanzó, en doce meses, otros 77 kilómetros cuadrados, más de 10% que en 2021.
A partir de 2022, agrega el informe, la cubierta artificial se extiende sobre 21.500 kilómetros cuadrados, el 7,14% del suelo italiano (7,25% neto de ríos y lagos).
Los cambios del último año se concentran en el valle del Po, en las regiones de Lombardía y Véneto y a lo largo de la Vía Emilia, en toda la costa adriática y, en particular, en algunas partes de las costas de Romaña, Las Marcas y Apulia.
Entre 2006 y 2022, los costos ocultos debidos a la pérdida de servicios ecosistémicos como consecuencia de la pérdida de suelo ascendieron a 9.000 millones de euros anuales, estima el informe.
El consumo de suelo provoca una disminución constante de la disponibilidad de tierras agrícolas, y en 2022 eliminó 4.800 hectáreas adicionales, 68% del consumo nacional de suelo.
El 13% del consumo total de suelo (unas 900 hectáreas) corresponde a zonas de peligrosidad hidráulica media, en las que actualmente se sella el 11% de las tierras, porcentaje significativamente superior a la media nacional (con un aumento porcentual medio del 0,33%).
Más del 35% del consumo de suelo (más de 2.500 hectáreas) se sitúa en zonas de peligrosidad sísmica alta o muy alta. El 7,5% (casi 530 hectáreas) está en zonas de riesgo de corrimiento de tierras.
La logística y la gran distribución, que se encuentran entre las principales causas de consumo de suelo en Italia, alcanzaron su nivel más alto desde 2006, con un pico de más de 506 hectáreas concentrado en el noreste del país, con más de 1.670 hectáreas (5,8% del consumo total de suelo en la zona), seguido del noroeste con 1.540 hectáreas (6,1%) y el centro (940 hectáreas; 4,7%).
Las grandes infraestructuras suponen el 8,4% del consumo total, mientras que las edificaciones construidas en los últimos 12 meses sobre suelos que en 2021 eran agrícolas o naturales se acercan a las 1.000 hectáreas, el 14% de las nuevas superficies artificiales.
Hay 950 hectáreas más (el 13,4%) para patios, aparcamientos y otras zonas pavimentadas, mientras que las zonas mineras consumen 380 hectáreas de suelo en un año, el 5,4% del total.
Para la instalación de sistemas fotovoltaicos en el suelo se necesitaron casi 500 hectáreas, 243 de las cuales entran en la clasificación europea de consumo de suelo.
Los datos del informe provocaron la alerta de Legambiente, la principal ONG ambientalista italiana.
"Los crecientes datos sobre el consumo de suelo son preocupantes. Se trata de una carrera del cemento que se acelera en los años post-pandémicos en un país con una población en declive, y en el que gran parte del suelo perdido ha sido sustraído a las tierras agrícolas, con una pérdida de servicios ecosistémicos, incluida la producción agrícola, dijo Stefano Ciafani, presidente de Legambiente. (ANSA).