(ANSA) - KHAN YOUNES, 24 OTT - Calles más devastadas,
automóviles cada vez más raros, el terror en los ojos de los
transeúntes: así se muestra el mercado de Nusseirat -la
"capital" del sector central de Gaza- poco después del enésimo
ataque israelí.
Los primeros equipos de socorro están aún ocupados en buscar
sobrevivientes entre los escombros cuando en la calle principal
pasa velozmente una ambulancia, dirigiéndose al oeste, hacia el
campo de refugiados, donde, al mismo tiempo, tiene lugar otro
bombardeo.
En estos días en la Franja corre riesgo la vida también
cuando se quiere hacer las compras en el mercado. "En el aire
-dicen los últimos comerciantes- hay olor a muerte".
Al borde de la calle, el supermercado Abu Dallal -el más
grande de Gaza- aparece en ruinas. El bombardeo terminó hace
poco, dejando una estela de destrucción. Detrás de la estructura
existía la habitación privada de la familia Abu Dallal destruida
por una bomba. Las paredes son inseguras, pero los vecinos
igualmente excavan con las manos desnudas entre las ruinas en el
intento de salvar a alguien.
El ministerio de Salud de Hamas hizo saber que en Nusseirat
hay "numerosos muertos y heridos". Otras 18 víctimas, en las
mismas horas, se produjeron en las cercanas localidades de Deir
el-Ballah y Rafah. Mientras en la noche, en Tel Aviv, el vocero
militar afirmó que en Nusseirat fue eliminado el "vicecomandante
de un batallón de Hamás comprometido en la tragedia del kibutz
de Beeri del 7 de octubre".
A lo largo de calles, los muertos y los heridos son
transportados al hospital de Shuhada de Khan Yunes, ya en
colapso.
El hospital funciona con las últimas reservas de
combustibles, que está obligado a dosificar. Con un promedio
diario de decenas, centenares de muertos, los cuerpos están
ahora en el estacionamiento, envueltos en sudarios. El pedido a
las familias es de retirarlos lo antes posible para la
inhumación.
Frente a estas imágenes traumáticas, muchas familias
-llegadas una semana atrás desde el norte de la Franja luego de
que Israel aseguró que en esta área
estarían en condiciones seguras y apoyados por ayuda
humanitaria- decidieron hoy volver al norte.
"Mejor volver a nuestra casa -dicen- aunque todavía podamos
ser bombardeados. Es mejor allí, incluso en una casa dañada, que
aquí como refugiados".
Incluso hoy por el paso de Rafah entraron 20 camiones con
ayuda humanitaria. Pero es una cantidad irrisoria frente a la
necesidad de centenares de miles de refugiados. El cargamento
era de medicinas, agua y alimentos. En la práctica a los
refugiados no les llegó nada, las ayudas fueron distribuidas
solo en los hospitales, principalmente, existe necesidad de
combustible y harina, para distribuir pan a la población.
En todo el sector central de Gaza hay funcionando solo dos
hornos. A la entrada se observan constantemente larguísimas
filas, mientras otros refugiados vagan por las calles con
bidones color amarillo y azul con la esperanza de obtener alguna
gota de agua potable. (ANSA).
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