"Muerte cerebral para Armita", Teherán teme la plaza

Joven de 16 años sin esperanza. Arrestados reporteros caso Amini

(ANSA) - ROMA, 22 OTT - Armita Garavand, la joven iraní de 16 años atacada el 1ro de octubre por un guardia dle metro por quitarse el velo, se encuentra ahora en un coma irreversible, desvaneciendo así las esperanzas de que esos rumores no fueran ciertos.
    "Lamentablemente su pronóstico no es prometedor a pesar de los esfuerzos del personal médico y se ha declarado que está en muerte cerebral", informó la agencia de noticias Borna, dependiente del Ministerio de Deportes iraní, confirmando lo que todo el mundo había imaginado desde hacía tiempo.
    A la madre Shahin Ahmadi se le impidió entrar al hospital Fajr de Teherán para ver a su hija y, tras sus protestas, quedó bajo custodia.
    Los médicos habían informado a la familia de Armita que su estado era desesperado y en las últimas semanas se había difundido la noticia de que el régimen de Ayotalá Ali Khamenei estaba presionando para mantener a la niña con vida.
    El motivo está en el temor a que la marea humana pueda volver a manifestarse, como ya ocurrió durante las protestas callejeras que estallaron tras la muerte de Mahsa "Jina" Amini, la kurda de 22 años detenida porla policía moral del país porque llevaba mal puesta la hiyab y muerta tras las golpizas que sufrió en el centro de detención.
    Al igual que la joven de 16 años, Mahsa también fue ingresada en el hospital, donde murió tres días después, convirtiéndose en la mecha que encendió la ira del movimiento que desde septiembre de 2022 marchó por las calles gritando "Mujer, vida, libertad".
    Un destino lamentablemente similar es el de Armita Garavand: Irán niega la reconstrucción de su ataque, explicando que la niña se golpeó la cabeza a causa de una enfermedad, pero los vídeos señalan al régimen con sus responsabilidades.
    Y la represión no sólo afecta a quienes protestan contra leyes injustas o quienes salen a las calles.
    Dos periodistas encarcelados por cubrir la muerte de Mahsa Amini fueron condenados a seis y siete años de prisión respectivamente.
    Se trata de Elaheh Mohammadi - que deberá cumplir cinco años de prisión por conspirar contra la seguridad del país más un año por propaganda contra la República Islámica- y la fotoperiodista Niloufar Hamedi. Ambos también fueron declarados culpables de colaborar con Estados Unidos.
    Teherán no puede permitirse el lujo de tener que reprimir otra ola de manifestaciones, especialmente en un momento en el que existe un alto riesgo de implicación en el conflicto que estalló una vez más entre Israel y Palestina y que lo ve como un actor no desinteresado.
    El régimen liberticida nunca salió del radar de la comunidad internacional, ni tampoco quienes lo combaten.
    Así lo demuestran el Premio Sájarov 2023 a la libertad de pensamiento concedido a Mahsa Amini y el movimiento de protesta que surgió de él, y el prestigioso Premio Nobel de la Paz ganado el 6 de octubre por el activista iraní Narges Mohammadi, detenido 13 veces, condenado cinco veces y destinada a cumplir un total de 31 años de prisión por sus luchas en nombre de las mujeres del país y más allá. Una elección que Teherán definió como "sesgada y política".
    En el último año, la violencia en Irán no cesó.
    Amnistía Internacional, en un reporte de agosto de 2023, informó que las autoridades habían matado a "cientos de manifestantes" y habían "arrestado a miles, incluidos menores", mientras que "otros innumerables" habían sido sometidos "a tortura, incluida violencia sexual, durante la detención: algunos de ellos fueron ejecutados tras juicios manifiestamente irregulares".
    Pero pese a las repetidas intimidaciones, ejecuciones y el constante deterioro de los derechos, muchas personas en el país chiíta todavía protestan ruidosamente y el grito 'Mujer, vida, libertad' sigue resonando en las calles de todo el mundo, hoy más que nunca. (ANSA).