(ANSA) - TEL AVIV, 19 OTT - Dos semanas después de las
masacres en los kibutz cercanos a Gaza, los hombres de Zaka -la
asociación rabínica encargada de recomponer los cadáveres tras
los ataques- todavía estallan en sollozos al recordar lo que
vieron en uno de los apartamentos ocupados por Hamás.
Frente a las cámaras, Yossi Landau describe llorando las
posiciones de dos padres atados con las manos a la espalda, de
rodillas, colocados frente a sus hijos de seis y siete años,
también arrodillados y atados con las manos a la espalda, y
torturados. Uno frente al otro, con graves heridas en la cabeza
y el cuerpo antes de ser ajusticiado con un disparo cada uno en
la cabeza. "En la sala -dice Landau- la mesa todavía estaba
puesta. Mientras torturaban uno tras otro a los miembros de la
familia, los terroristas comían lo que quedaba sobre la mesa".
Mientras Israel intenta recuperarse de esos horrores
inconcebibles, un periodista del Canal 12 de TV, Nir Dvori, dijo
haber sabido por fuentes militares que esos terroristas, al
menos en parte, entraron en acción después de tomar la llamada
droga de la Yihad: el Captagon, tristemente conocido porque
también está asociado con las masacres del Estado Islámico
(ISIS).
"Entre los detenidos se encontraron restos de esa droga
-informó el periodista-. También se recuperaron pastillas de
Captagon en los bolsillos de los que quedaron abatidos en el
suelo".
El ejército israelí no ha comentado oficialmente esta
información. Ciertamente nadie se sorprendió. En Israel se sabe
que el comercio de Captagon está prosperando en Siria y el
Líbano. En enero, se descubrieron seis kilos de Captagon en el
puesto de control de Tarkumia, entre el sur de Cisjordania e
Israel. Por eso no sorprende que la "cocaína de los pobres",
como se la llama en estos lugares, también se haya extendido a
Gaza.
"Este tipo de anfetamina coloca a la persona en una
situación psicológica similar a la de los pacientes maníacos,
provocando una sensación de omnipotencia", explicó a ANSA
Fabrizio Schifano, profesor de farmacología clínica y psiquiatra
jefe de la Universidad de Hertfordshire. "Esto tiene sentido
porque es muy difícil que una persona pueda realizar tales
acciones en una situación normal. Además de la sensación de
invencibilidad, existen otros efectos útiles para los
terroristas", subrayó el experto. Y completó: "las anfetaminas o
similares funcionan liberando norepinefrina y dopamina, aumentan
el estado de alerta y la resistencia a la fatiga".
En su informe, Canal 12 recordó que en los últimos años los
terroristas del ISIS también han utilizado el Captagon: no sólo
en Medio Oriente, sino también en atentados sensacionales en
Europa. Esa droga fue encontrada en la casa de uno de los
atacantes de París y en la sangre de los terroristas que
atacaron Túnez.
Mientras tanto, en Israel, el periodista Dvori fue
atacado por activistas de extrema derecha. En sus redes sociales
lo acusaron de haber intentado dar una "explicación racional y
científica a las aberraciones de los terroristas de Hamás. En
realidad -escribieron- la explicación de muchas atrocidades es
simple. Es puro odio hacia los judíos". (ANSA).
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