Israel está dividiendo las instituciones de la UE
(ANSA) - ESTRASBURGO, por el enviado Michele Esposito - Los atentados en Arras y en Bruselas, las alarmas de bombas en cadena y las plazas árabes en rebelión empujaron a los dirigentes comunitarios a revisar, en sentido restrictivo, uno de los pilares del Pacto sobre migración y asilo, el de las repatriaciones.
El Parlamento europeo aún no se ha pronunciado sobre el paquete legislativo y esto hace más ágil la corrección de rumbo, el cual es necesario para Bruselas.
"Aquellos que sean considerados una amenaza y hayan recibido una orden de repatriación, actualmente se les puede pedir que abandonen el país voluntariamente. Debemos cambiar esa situación urgentemente", anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Las palabras de la presidenta del ejecutivo de la Unión Europea anticiparon lo que se propondrá a los 27 en la reunión de ministros del Interior en Luxemburgo: la discrecionalidad de los países miembros debe terminar con las repatriaciones de quienes puedan amenazar la seguridad de los europeos.
Por tanto, la UE vuelve a reabrir una obra espinosa y hasta ahora aparentemente eterna: la de las readmisiones en los países de origen.
La ola emocional de los ataques ciertamente facilita un endurecimiento que el gobierno italiano, partidario del bloqueo de las salidas y de la cooperación con los países africanos, mira con buenos ojos.
La cuestión sigue siendo la viabilidad de las medidas.
La presidencia española presentó un documento de trabajo compuesto esencialmente por dos vías: el refuerzo "preventivo y proactivo" de la dimensión exterior de la migración, y la necesidad de incrementar, aunque sólo sea a medio plazo, los recursos destinados a la cuestión.
El caso es que, para repatriar, primero se necesitan acuerdos con los países de origen y de tránsito. El Memorando de Entendimiento con Túnez, hasta ahora, ha sido deficiente. La Comisión, pero también la Presidencia de la UE, están convencidos de que es necesario hacer más.
Y que es necesario intervenir ante todo en la dimensión exterior para no desencadenar un enfrentamiento por movimientos secundarios, ya evocado por Bélgica en las horas posteriores al atentado de Bruselas.
El objetivo subyacente sigue siendo el de preservar Schengen y no volver a ralentizar las negociaciones sobre el Pacto sobre Migración y Asilo.
"Los ataques terroristas no tienen nada que ver con los inmigrantes", subrayó, como era de esperar, un alto funcionario de la UE en vísperas del Consejo de Asuntos Interiores.
"Pero sin medidas sobre las repatriaciones no habrá Pacto sobre Migración", advirtió el vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinas.
El problema es que, a las divisiones cíclicas entre los estados miembros en materia de seguridad y migrantes, la guerra en Medio Oriente sumó otra mucho más amplia: la que existe entre Von der Leyen y el alto representante de la UE, Josep Borrell.
En el debate sobre Israel en la Cámara Europea, la fractura fue evidente.
Borrell, hablando inesperadamente en la Cámara, reiteró su advertencia de que Israel respete el derecho internacional y no apoyó la tesis según la cual el bombardeo del hospital de Gaza fue obra de Hamás.
Von der Leyen mantuvo una estricta prudencia pero Manfred Weber habló por ella El líder del PPE acusó a Borrell de no haber viajado nunca a Israel en sus cuatro años de mandato.
"Cuando visite Israel visitaré también Ramalá", respondió el Alto Representante.
El jueves el PE votará una resolución sobre Israel. Las fracturas están a la vuelta de la esquina, pero todos coinciden en un punto: "Hasta ahora, el enfoque del conflicto por parte del Consejo y de la Comisión ha sido inconsistente". (ANSA).