Biden exonera a Israel por ataque a hospital, pero pide no decidir por ira

EEUU también atribuye la masacre a la Yihad y brinda ayuda humanitaria a Gaza

US President Joe Biden meets Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu in Israel (foto: EPA)
US President Joe Biden meets Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu in Israel (foto: EPA)

(ANSA) - TEL AVIV, por Massimo Lomonaco - Joe Biden exonera a Israel de la masacre del hospital de Gaza, pero le insta a no repetir los errores cometidos por Estados Unidos después del 11 de septiembre. Y no dejarse consumir por la ira. Éste es el mensaje que el presidente estadounidense llevó a un país en guerra, decidido a destruir a Hamás a toda costa tras la masacre del 7 de octubre.
    El jefe de la Casa Blanca realizó una misión relámpago para mostrar solidaridad con el mejor aliado de Estados Unidos en Medio Oriente. Pero también, y sobre todo, instar al Gobierno de Benjamin Netanyahu a actuar con cautela ante el drama humanitario que afronta la población de Gaza, a considerar detenidamente las acciones militares que Israel se dispone a continuar -incluida la invasión terrestre- y las decisiones sobre el futuro del enclave palestino. Lo que genera el riesgo de una escalada de guerra en toda la región.
    La ira que consume a Israel tras el ataque de Hamás, dijo claramente Biden ante el primer ministro Netanyahu y su gabinete de guerra, en el que participó, es "la misma que sintió Estados Unidos después del 11 de septiembre". Pero, advirtió, la conmoción, el dolor y la ira de este momento no deben hacer que el Estado judío repita los errores "cometidos por Estados Unidos".
    "La mayoría de los palestinos no son Hamás", subrayó el presidente estadounidense en un discurso que intentó tocar la fibra sensible, y subrayar que "la pérdida de vidas palestinas también importa". Unas palabras pronunciadas no por casualidad tras la masacre del hospital de Gaza, de la que el mundo árabe en rebelión ha responsabilizado al ejército israelí y sobre la que tanto la ONU como la UE mantienen por ahora una valoración cautelosa.
    El presidente egipcio Al Sisi, un actor clave en la región y habitualmente un mediador equilibrado, llegó incluso a calificarlo de "deliberado". Israel ha rechazado todas las acusaciones y ha aportado numerosas pruebas en audio y vídeo de que el desastre (471 muertes según Hamás) fue causado por un cohete defectuoso de la Yihad Islámica. Una postura compartida por el presidente estadounidense, para quien la explosión en el hospital fue provocada "por el otro lado".
    Biden -que calificó los horrores de Hamás de peores que los del ISIS (Estado Islámico)- precisó que la certeza sobre cómo sucedieron los acontecimientos le fue proporcionada por los "datos" procesados ;;"por el Pentágono". El jefe de la Casa Blanca también fue claro y sin vacilaciones sobre otro punto: sin nombrarlos, advirtió a Hezbolá, que continúa atacando el norte de Israel, y a Irán, que pide la destrucción del "enemigo sionista".
    "Si piensan en atacar a Israel -advirtió- abandonen esta idea, no lo hagan". Con el apoyo estadounidense, desde barcos desplegados frente a las costas del país hasta ayuda militar, "Israel hoy es más fuerte que nunca". Pero todo apoyo requiere una contraparte, incluso entre los aliados, especialmente frente a una situación de guerra que afecta profundamente la situación humanitaria en Gaza y corre el riesgo de extenderse con resultados devastadores.
    Poco antes de la llegada de Biden a Tel Aviv, el ejército anunció la creación de una zona protegida para la población de Gaza en Al-Mawasi, en el sur de la Franja, destinada a la "ayuda humanitaria internacional". Israel ha impuesto tres condiciones: no permitirá ningún flujo de ayuda desde su territorio a Gaza hasta que los rehenes sean liberados (que también son "una prioridad" para Biden); que los prisioneros sean visitados por la Cruz Roja; finalmente -a petición del propio presidente estadounidense- se ha comprometido a no impedir el suministro humanitario procedente de Egipto: un "mínimo" de agua, alimentos y medicinas en la zona segura de Al Mawasi, pero sin que estos lleguen en modo alguno a Hamás, que en este caso -advirtió Israel- serán bloqueados".
    El propio Netanyahu explicó el motivo: "Así como el mundo se unió para derrotar al nazismo y al ISIS, nosotros debemos estar unidos para derrotar a Hamas". El cruce de Rafah entre Egipto y Gaza, por tanto parecen a punto de abrirse para dejar pasar la larga fila de camiones que esperan en la frontera opuesta a la palestina. La visita de Biden -antes de partir saludó en hebreo diciendo "El pueblo de Israel vive"- ;;abrió una brecha para la intervención humanitaria en Gaza (entre otras cosas, el propio presidente estadounidense ha anunciado 100 millones de ayudas para la Franja y Cisjordania) y se espera más de la conferencia de paz del próximo sábado en El Cairo promovida por Al Sisi, quien también invitó la primera ministra italiana Giorgia Meloni.
    Pero su mediación no frenó la guerra. Israel continuó atacando durante toda la jornada y con gran intensidad las posiciones de Hamás y la Yihad en la Franja y a sus líderes militares y políticos. Entre ellos se encuentran Muhammad Awdallah, comandante del tanque del sistema antimisiles de Hamás, y Akram Hijazi, de la Fuerza Naval.
    Con más de un millón de desplazados, instalaciones de salud colapsadas, suministros escasos y cuerpos aún bajo los escombros, las muertes en Gaza han llegado a 3.478, con más de 12.000 heridos. En Israel -donde siguen impactando cohetes desde Gaza (hoy dos veces también sobre Tel Aviv)- ha habido 1.400 víctimas y más de tres mil heridos, de los cuales 58 se encuentran en estado crítico. (ANSA).