(ANSA) - BRUSELAS, 18 OTT - Una sensación de déjà vu entre
interrogantes abiertos, errores de procedimiento y acusaciones y
excusas ya hechas. Una vez pasadas las horas de más miedo,
Bélgica cayó en un clima de inquisición española contra el
gobierno, que acabó en el punto de mira de la opinión pública y
de los parlamentarios por no haber evitado lo que luego
sucedería dramáticamente.
Las fallas de seguridad, la falta de control sobre los
inmigrantes irregulares como Abdesalem Lassoued y la inacción de
la policía en las horas posteriores al ataque suscitan ásperas
polémicas tras el debate que ya comenzó en 2016, tras los
atentados que golpearon el corazón de Bruselas, dividiendo a la
sociedad. Y, mientras la alerta terrorista sigue al máximo, el
único momento de silencio se guardó en el homenaje institucional
a los dos suecos que perdieron la vida el lunes por la noche en
la plaza Sainctelette sobre la calle del estadio de Heysel.
Veinticuatro horas después del epílogo de la vida del
presunto atacante, las preguntas sobre la trayectoria del "lobo
solitario", el rol de los servicios secretos y de la policía y
el funcionamiento del sistema de asilo afloran sobre la prensa,
en el aula de la comisión de Jusiticia interna de la Cámara, y
entre los ciudadanos.
Bélgica -admitió el primer ministro, Alexander De Croo- no
sabía nada del pasado de Abdesalem en otras partes de Europa. Ni
su condena y posterior detención en Suecia.
"Si hubiéramos tenido esta información, habríamos tenido una
imagen completamente diferente del individuo", reconoció también
el ministro de Justicia, Vincent Van Quickenborne.
Y esto, en la línea del interior del gobierno, muestra "los
problemas de intercambio de información entre los países
europeos". Pero las críticas más duras se dirigen todas al
fracaso en la expulsión de los tunecinos sin derecho de asilo,
rechazada a lo largo de los años por Italia, Suecia y Noruega.
Llegó por primera vez a Bélgica hace ocho años y desde 2019
vive clandestinamente como otras 100.000 o 200.000 personas que
ahora se encuentran en el país sin verse obligadas a abandonar
el país.
Lo que falta, defiende De Croo, es "una mayor colaboración
para una política de repatriación eficaz" entre los países de la
UE y con los países de origen y de tránsito que "a menudo se
niegan" a acoger a los inmigrantes.
Además de la falta de repatriación, la duda que se apoderó
de la opinión pública también se refiere a la falta de
protección de los ciudadanos suecos, un objetivo sensible tras
la quema del Corán ocurrida en el país escandinavo.
Un elemento que, según explicó no sin vergUenza De Croo, se
tuvo en cuenta sin ser considerado "tan relevante", superado por
los temores relacionados con el conflicto palestino-israelí. Y
lo que empeora el panorama es también la última reconstrucción
publicada por el periódico Sudinfo, según la cual la policía de
Bruselas Norte podría haber detenido a Abdesalem una hora
después del ataque, cuando el hombre habría regresado a su casa.
Sin embargo, según los informes, la solicitud de intervención
fue rechazada por dos agentes.
A la espera de más respuestas de la política y las fuerzas
del orden, las investigaciones avanzan a un ritmo rápido.
La esposa del tunecino fue entrevistada y dijo estar
conmocionada, mientras que otros dos presuntos cómplices, tras
un día de detención administrativa y varios interrogatorios,
fueron liberados sin cargos.
Sin embargo, la alerta sigue siendo alta: tras una amenaza
de bomba, el aeropuerto de Ostende fue evacuado y la policía
sigue desplegada masivamente en todo el país. (ANSA).
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