(ANSA) - ROMA, 17 OTT - El destino del conflicto de Medio
Oriente y el futuro de los equilibrios globales se juegan en
torno a los temores a un fuerte retorno del terrorismo islámico
en Europa, así como los frenéticos intentos de la diplomacia
internacional por encontrar una posible solución a la guerra
entre Israel y Hamás.
El ataque a Bruselas por parte de un "lobo solitario" del
grupo yihadista Estado Islámico (EI o ISIS), por un lado, y la
visita del presidente estadounidense, Joe Biden, a Medio
Oriente, por el otro, son dos acontecimientos que cambian por
completo la percepción de lo que está sucediendo entre Israel y
Gaza.
El ataque en Bruselas significa que el llamamiento a las
armas de la organización palestina Hamás a los musulmanes de
todo el mundo dio su primer resultado.
Y por ese motivo se teme que no sea el último.
Los riesgos de una mayor radicalización en muchos países
europeos, incluida Italia, son fuertes.
De hecho, el horror y que los recuerdos del Bataclan y de
los ataques a Bruselas perpetrados por la célula de Molenbeek
vuelven inevitablemente a la memoria.
El otro gran temor es que el conflicto se extienda a otros
actores regionales como Hezbolá e Irán.
La visita de Biden a Israel y sus contactos con el
presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, con
el rey de Jordania, Abdalá II bin Al Hussein, y con el líder
egipcio, Abdel Fattah Al Sisi, son una clara prueba de que en
Washington, y no sólo allí, hay mucha preocupación.
La Casa Blanca seguirá apoyando firmemente a Israel en la
guerra contra Hamás, pero la petición al premier israelí,
Benjamin Netanyahu, será que actúe con moderación y respete los
valores de las democracias occidentales incluso en la guerra.
En particular, Biden ya dijo que considera un error la
ocupación de Gaza.
Por tanto, parece entenderse que cualquier operación militar
en la Franja debería tener, según Estados Unidos, un carácter
temporal, respetando las reglas de la guerra.
La invasión de Gaza está efectivamente pospuesta, pero la
pregunta es por cuánto tiempo.
Ciertamente no podrá suceder mientras Biden esté en el área.
Un portavoz militar israelí también planteó la posibilidad
de que los planes del ejército pudieran ser diferentes de una
simple invasión terrestre de la Franja.
Una declaración que confirma la conciencia sobre los
peligros de poner "botas sobre el territorio" en Gaza.
Irán, por su parte, ya advirtió que habrá consecuencias.
Y Hezbolá está listo para salir al campo.
El mundo árabe reaccionaría muy negativamente e incluso los
Acuerdos de Abraham podrían congelarse.
Sin embargo, muchos consideran difícil pensar que Netanyahu
pueda renunciar a darle una lección a Hamás después de decir que
la prioridad es erradicar el movimiento terrorista de la Franja.
Sin embargo, inevitablemente tendrá que escuchar a Biden.
De hecho, es una rareza que un presidente estadounidense se
apresure a negociar personalmente en medio de una guerra.
El líder israelí, cuyo destino parece estar sellado cuando
todo termine, tiene por delante días decisivos, por él mismo,
por su país y por el futuro de Medio Oriente.
La diplomacia trabaja para ahuyentar los fantasmas de una
escalada del conflicto y también del regreso del terrorismo del
EI y Al Qaeda a Europa.
Pero es una misión muy difícil, porque sobre el terreno se
habla otra lengua tras el horror infinito provocado por Hamás en
territorio israelí.
El futuro del mundo venidero está en juego entre Gaza y
Bruselas. (ANSA).
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