Amenaza de bomba en Versalles. Se reaviva cuestión de migración
(ANSA) - ESTRASBURGO, por Massimo Nesticó - Primero fue el ataque a la escuela de Arras, luego el tiroteo en el centro de Bruselas. Dos pistas, según los códigos más clásicos de la novela policíaca, no constituyen pruebas. Pero en Europa, donde la recurrencia de los ataques del Estado Islámico (ISIS) aún está muy fresca, ya elevaron la alerta al máximo.
El expediente del terrorismo aterrizó casi repentinamente en las cancillerías del Viejo Continente y se suma a un contexto que, gracias a la guerra en Ucrania, se encuentra desde hace tiempo al borde de la emergencia. Bruselas, sin embargo, se ve obligada a tomar medidas: el miércoles por la mañana el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, y la jefa de Asuntos Internos, Ylva Johansson, presentarán un plan de seguridad.
El objetivo de Bruselas es, ante todo, la coordinación entre los 27 estados miembros. El regreso del terrorismo islámico corre el riesgo de alimentar los temores y llevar a la naciones que integran el bloque a adoptar medidas que pueden entrar en conflicto con uno de los pilares de la Unión, la libertad de circulación.
En las horas que siguieron al atentado en Bruselas, la alerta se disparó en medio Europa. En Francia, las medidas de seguridad se reforzaron desde el ataque del viernes pasado en Arras. Pero las alertas de bomba siguen repitiéndose: hoy, por segunda vez en menos de una semana, el Palacio de Versalles terminó evacuado.
Los Países Bajos y Francia inmediatamente reforzaron los controles fronterizos. En España se convocó de urgencia la Mesa Redonda sobre la amenaza terrorista. Londres decidió reforzar los controles antes del partido Inglaterra-Italia por las eliminatorias de la Eurocopa de fútbol. El riesgo de emulación está a la vuelta de la esquina, el llamado a la Yihad global que surgió después de la respuesta de Israel al ataque de Hamas sigue siendo un llamado válido para los locos y radicalizados.
El expediente, inevitablemente, acabó sobre la mesa de la cumbre extraordinaria de los 27 convocada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel sobre la guerra entre Israel y Hamás. La reunión estaba diseñada principalmente para establecer una línea común europea sobre el conflicto, después de la cacofonía de voces que siguió a los primeros días de guerra, y con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que fue criticada por lo que es considerado como activismo excesivo.
La cumbre se celebró por videoconferencia y es, de hecho, una precuela del Consejo Europeo de la próxima semana. Pero en la mesa, la premier italiana Giorgia Meloni ya planteó una pregunta que está destinada a catalizar el debate en los próximos días.
"La inmigración masiva plantea riesgos para la seguridad", subrayó la primera ministra y recordó cómo el asesino de Bruselas aterrizó en Lampedusa en 2011, al tiempo que ofreció sus condolencias a Bélgica y Suecia tras el ataque.
El tema de la seguridad y el de la migración, tras la larga pausa del Covid, en definitiva, se vuelven a cruzar. Y seguramente estarán en el centro del Consejo de Asuntos Interiores que se celebrará el jueves en Luxemburgo y que fue convocado inicialmente para sellar los avances en el paquete legislativo para el nuevo Pacto sobre Migración y Asilo. De hecho, no fue sólo Meloni quien hizo oír su voz.
"Se necesita más rigor en las repatriaciones", tronó el primer ministro belga, Alexander De Croo, en declaraciones a la prensa tras el atentado. Y haciendo hincapié en lo que países como Bélgica, Holanda o Alemania llevan tiempo pidiendo: que haya el máximo respeto al reglamento de Dublín -establece a qué Estado corresponde examinar una solicitud de asilo- por parte de los países de primera llegada. (ANSA).