La diplomacia y el frágil equilibrio de la nueva geopolítica
(ANSA) - ROMA, Por Stefano Polli - La diplomacia internacional busca desesperadamente una salida a la guerra desatada por Hamas, pero debe chocar inevitablemente con la fragilidad de los nuevos equilibrios que se están creando en Medio Oriente y con la nueva situación global nacida tras la guerra en Ucrania, que puede simplificarse con la imagen de un contraste global entre democracias y autocracias.
El primer objetivo de la diplomacia internacional es tratar de imaginar una forma de tregua, un alto el fuego útil para un posible intercambio de prisioneros o para permitir que civiles palestinos indefensos e inocentes abandonen Gaza.
Desafortunadamente, al menos por ahora, parece una "misión imposible".
Tras los interminables horrores cometidos por Hamas, Israel ha dejado claro que la respuesta será muy dura y que el objetivo es la aniquilación de la organización terrorista. El segundo objetivo de la diplomacia es evitar que la guerra se extienda a otros actores regionales. En este caso hay algo más de esperanza, aunque el camino seguirá siendo difícil.
Puede resultar útil partir de una fecha y de un acontecimiento que quizás esté subestimado. El pasado 24 de mayo, Irán nombró a su embajador en Arabia Saudita tras largos años de conflicto entre los principales países suníes y chiítas del mundo musulmán. Este acercamiento fue llevado a cabo por China como parte de la creación de un nuevo frente antioccidental que debería incluir a los principales países del llamado Sur Global. Irán ha sido invitado a unirse al llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) junto con Egipto, Etiopía, Argentina y Emiratos Arabes Unidos.
Del otro lado del campo, Estados Unidos lleva tiempo trabajando para que Arabia Saudita pueda firmar también los Acuerdos de Abraham para establecer relaciones diplomáticas entre ambos países como ya lo han hecho Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán ( Egipto y Jordania ya tienen relaciones con Israel). Fuentes israelíes dijeron el pasado 24 de agosto que todo esto podría suceder a principios de 2024.
Sería un acontecimiento capaz de cambiar completamente la historia de Oriente Medio. Estados Unidos está detrás de esta negociación del mismo modo que China patrocina el acercamiento entre Teherán y Riad.
Uno de los efectos secundarios, y también uno de los objetivos directos del sangriento ataque de Hamas, es retrasar, en el mejor de los casos, este proyecto. De hecho, Riad ha pedido garantías sobre el trato y las políticas de Israel hacia los palestinos que, con la guerra en curso, es poco probable que el Estado judío pueda conceder a corto plazo.
En la búsqueda de la paz ahora y, posteriormente, de una solución definitiva al largo y sangriento conflicto entre israelíes y palestinos -tal vez aplicando las resoluciones de la ONU para la creación de dos Estados que puedan vivir en paz y seguridad- debemos pasar por el Caudine Forks -aquel enfrentamiento militar librado en 321 a. C., entre los ejércitos de la República romana y los samnitas- de esta compleja situación que ya no es sólo regional sino global, con la participación de las dos grandes potencias actuales, Estados Unidos y China.
Pero esto no terminó aquí. Rusia, que se enfrenta a la guerra en Ucrania y está aislada por las sanciones internacionales, también tiene un papel cada vez mayor en Medio Oriente. Muchos ciudadanos rusos viven en Israel, Putin siempre ha mantenido buenas relaciones con Benjamin Netanyahu y con los líderes palestinos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Y no hay que olvidar que Irán está ayudando militarmente a Rusia en Ucrania, especialmente con sus drones. El mismo Irán que envió recursos, armas y tecnologías de guerra a Hamas y apoya a Hezbolá en las fronteras del norte de Israel.
En resumen, la nueva -y confusa- geopolítica mundial se compone de equilibrios que se cruzan y cambian continuamente. Y todo esto no ayuda a la diplomacia internacional donde, una vez más, la Unión Europea está luchando por crear una política exterior común y expresarse con una voz única y autorizada.
Pero hay que subrayar un recordatorio hecho estos últimos días por Bruselas: hay que tener cuidado de no confundir a Hamas con el pueblo palestino y con la ANP. Es un punto justo. Los miles de civiles palestinos indefensos y desesperados que se agolpaban frente al cruce de Rafah en el, hasta ahora, vano intento de escapar a Egipto no tienen nada que ver con Hamas.
(ANSA).