Gaza a oscuras bajo las bombas, masacre en mercado

Civiles sin agua, electricidad y alimentos. La huida imposible

(ANSA) - GAZA, 09 OTT - El color que domina el mercado de frutas y verduras, normalmente multicolor, de Jabalya es ahora el negro: el negro del humo, el negro de los escombros esparcidos por todas partes, de los cadáveres carbonizados.
    Las bombas lanzadas por Israel causaron al menos 50 muertos.
    Nadie los esperaba aquí: esta mañana el mercado estaba abarrotado de gente, mientras que panaderías, tiendas y supermercados están vacíos después de dos días de combates.
    Después del ataque, mientras se esperaban las ambulancias, los voluntarios retiraron los cuerpos de las víctimas que excavaron entre los escombros en llamas.
    Los heridos menos graves fueron atendidos en domicilios particulares. Falta todo en la asediada Franja, pero escapar ya es imposible.
    Las familias que aún tienen casa permanecen encerradas en el interior, algunas con sus muertos, sin mostrar, como es habitual, los carteles de luto. Los equipos médicos están agotados: los heridos esperan fuera de los hospitales, tumbados en camas o incluso en bancos, esperando ser admitidos en el servicio de urgencias.
    El ministerio de Sanidad lanzó un llamamiento para que quienes tengan conocimientos médicos se presenten como voluntarios. Lo que hace aún más dramática la situación en Jabalya es la presencia de 20.000 personas desplazadas de la cercana ciudad de Beit Hanun, en la frontera con Israel, que pasaron la noche a la intemperie.
    Después de la masacre todo fue una estampida. "Algunos en el barrio -contó un testigo- recibieron mensajes de Israel que teníamos que evacuar. También porque aquí en Jabalya no hay refugios: algunos encontraron refugio en el garaje, otros fueron acogidos por la UNRWA. Después del ataque, muchos fueron al hospital de Al-Shifa en la ciudad de Gaza, en la creencia de que no sería bombardeado".
    "Yo también debería haberme ido, pero al final decidí quedarme en casa a pesar de que escucho ecos de explosiones a lo lejos. Pero hice una maleta con todas las cosas importantes: pasaportes, documentos de identidad, el ordenador y algo de dinero. Tengo que conformarme con 300 dólares: no puedo ir al banco porque está cerrado. La comida escasea y la gasolina se acabó", agregó.
    Lo que resulta aterrador ahora es el asedio israelí del que pocos lograron escapar y el inminente ingreso por tierra de las tropas israelíes.
    "Estamos luchando contra animales humanos y nos comportaremos en consecuencia", advirtió el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant. Las premisas son estas.
    Un testigo palestino de 55 años perdió su casa cuando fue alcanzada por un ataque aéreo israelí. Vivía en el primer piso y dijo que él y su familia habían recibido advertencias de Israel momentos antes de que el edificio fuera atacado.
    "Salimos de la torre solo con la ropa que llevábamos puesta", dijo, y agregó que él y su familia ahora no tienen nada ni adónde ir.
    Todos los cruces fuera del territorio están cerrados, excepto Rafah, que está estrictamente controlado por Egipto. Ya no existe ninguna vía de escape del enclave asediado. (ANSA).