Los que huyen y los que se abastecen, miedo al contraataque
(ANSA) - GAZA, por Sami al-Ajrami - Quienes viven en Gaza nunca olvidarán el 7 de octubre de 2023, el día que comenzó con un ataque sorpresa de Hamás -por tierra, mar y aire- y con el lanzamiento de miles de cohetes hacia la retaguardia de Israel.
Lanzamientos de cohetes que sirvieron de llamada de atención a los dos millones de habitantes de la franja, advirtiendo que el día que comenzaba tendría un carácter extraordinario. Los niños que se dirigían a las escuelas encontraron las entradas cerradas y corrieron a casa mientras las mezquitas gritaban versos del Corán que mencionaban una "gran victoria".
Unas horas más tarde el ambiente en Gaza se oscurecería.
Como en el pasado, se habrían escuchado los ecos de los bombardeos de la fuerza aérea israelí y se habrían visto multitudes a las puertas de los hospitales, con fugas masivas de habitantes que abandonaban las zonas fronterizas atacadas por la artillería israelí. Con el temor de que las represalias del Estado judío puedan llegar aún más lejos con una operación terrestre inminente.
Pero las primeras horas fueron puro éxtasis. De hecho, las redes sociales relanzaron imágenes de 'comandos' de Hamás que habían asumido el control en una veintena de localidades fronterizas israelíes, tras haber superado la barrera de la Franja con absoluta facilidad. Luego las imágenes tomaron forma, se volvieron tangibles: los primeros combatientes de Hamás llegaron a las calles de Gaza a bordo de sus vehículos militares, exultantes, mientras disparaban ráfagas al aire.
Se podían ver los cadáveres de los soldados israelíes en sus vehículos y se podían escuchar los gemidos de los prisioneros, tanto militares como civiles. Luego, la población salió a las calles para presenciar escenas consideradas completamente inimaginables hasta ayer.
Entre la multitud también se respiraba una sensación de felicidad: porque esos rehenes, estimados en varias docenas, algún día podrían ser utilizados por Hamas como "moneda de cambio" para exigir la liberación masiva de miles de palestinos detenidos en Israel.
Pero luego surgió la sensación de que Israel reaccionaría muy pronto al ataque. A continuación atacaron a los comercios, a los mercados y a las gasolineras. Y muy pronto se escucharon los golpes de los proyectiles de artillería israelíes y se vieron aviones de combate en el cielo.
Los hospitales abrieron salas de emergencia y solicitaron donaciones de sangre. Un balance inicial indicó -probablemente por defecto- la muerte de más de 230 palestinos (incluidos los "comandos" que entraron en Israel) y 1.700 heridos.
En las carreteras, como en el pasado, se vio a columnas de desplazados abandonar las zonas fronterizas por temor a la inminencia de una operación terrestre de las fuerzas israelíes.
Un día de emociones fuertes y contrastantes, que sin duda quedarán impresas en la memoria histórica del pueblo de Gaza.
(ANSA).