(ANSA) - ROMA 6 OCT - Una veintena de personas ya fueron
entrevistadas por los investigadores en la recogida de
testimonios sobre el accidente del autobús que cayó del paso
elevado de Mestre, cerca de Venecia, causando 21 muertes, todos
turistas extranjeros.
Entre ellos, se supo, hay uno considerado particularmente
relevante por los investigadores: el de un policía que intervino
primero, dio la alarma y puso a disposición un extintor. Se
trata de un delicado trabajo de investigación en el que
participan la policía, los carabineros y la policía de tránsito
de Venecia. A eso se suman las evaluaciones de los bomberos.
Hay tres vertientes bien diferenciadas: están los que
escucharon a los heridos, los que prestaron atención a los
testigos y los que encontraron todos los elementos del autobús y
las marcas que dejó en el asfalto del paso a desnivel, las
pericias técnicas.
El autobús de la muerte se encuentra ahora en un almacén
del antiguo mercado de frutas y verduras de Mestre.
Sin embargo, los magistrados tardarán mucho tiempo, tal
vez semanas, en tener el resultado completo de la autopsia del
conductor y las investigaciones histológicas y toxicológicas
necesarias.
Según los relatos de sus compañeros, el conductor, Alberto
Rizzotto, era un profesional serio y nada en su pasado podría
haber sido atribuible al alcohol o al abuso de sustancias. Se
espera autorización para la repatriación de los cadáveres, ahora
alineados en la morgue de Mestre, donde un cordón de seguridad
policial garantiza la privacidad de sus familiares y allegados.
En tanto, emergen las historias de las víctimas, por ejemplo
la de tres amigas ucranianas en viaje a Italia, donde perdieron
la vida. Entre los 21 muertos se encuentran Iryna Pashchenko,
Yulia Nemova y Lyubov Shishkareva, todas ellas treintañeras y
todas ellas procedentes de Ucrania, una tierra atormentada por
más de un año de guerra de la que procedieron otras seis
víctimas.
Las tres amigas estaban de vacaciones en Véneto. Iryna era
originaria de Slavyansk, región de Donetsk, donde se graduó en
la Universidad Técnica Nacional. Durante seis años trabajó en
una institución pública ucraniana, la Administración de Recursos
Hídricos de la Cuenca Siversko-Donetsk, donde era jefa del
departamento de abastecimiento y catastro de agua.
Después de que comenzó la invasión rusa, Iryna abandonó la
región de Donetsk pero permaneció en Ucrania, trabajando de
forma remota.
En su perfil de Instagram dice que le encantaba viajar y
correr, participaba en competiciones con su perro Samoyedo y
practicaba yoga.
nnnnnnSus compañeros de trabajo, en una publicación en Facebook,
la describen como una chica "siempre amable y acogedora, experta
y responsable, activa y amante de la vida".
Quienes la conocieron dicen que era una especialista
competente, cuya carrera también fue reconocida con el
agradecimiento del Ministerio de Protección del Medio Ambiente.
Algunos periódicos ucranianos recogen las palabras de una
persona cercana a ella: "La extrañaremos mucho. Tanto como
persona que puede apoyarnos en un momento difícil como como
especialista valiosa y responsable".
Iryna y Yulia Nemova, la segunda víctima, se conocieron en
la universidad y trabajaron durante algún tiempo en la misma
empresa, pero Yulia renunció.
Y también ella viajaba mucho: sus últimas fotos en las
redes sociales hablan de unas vacaciones en Budapest.
Luego vino el viaje Venecia y hubiesen hecho muchos viajes
más, si el autobús no se hubiera caído del paso elevado. (ANSA).
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