La historia trata de Daniela Carbone, de 47 años, 25 de los cuales los pasó en la empresa, quien supuestamente usó un teléfono móvil de su hija de 21 años para enviar el mensaje, con la voz alterada, para vengarse de haber sido dejado por un exnovio, también el personal de cabina, que estaba a bordo del avión.
La mujer habría dicho en un WhatsApp de voz enviado al piloto del AR1304 que partía con 270 pasajeros y 12 miembros de la tripulación, y otros empleados de Aerolíneas: "Dígale al capitán que hemos puesto tres bombas en el vuelo. Deje de meterse con la política y controle el avión porque si no se va a volar en pedazos".
La comunicación desencadenó planes de emergencia con respecto a las amenazas de bomba, lo que obligó a los pasajeros a desembarcar mientras registraban la aeronave.
Al final de las búsquedas, no se encontraron bombas sospechosas, mientras que surgió la hipótesis de que Carbone había decidido utilizar esta estratagema para evitar que su exnovio volara a Miami, donde presuntamente había iniciado una nueva "historia de amor".
Un fiscal fue designado para abrir un juicio contra la azafata que podría perder su trabajo y fue acusada por el momento de "intimidación, interrupción de los servicios públicos y coacción agravada".
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