Rusia sale de otro tratado, bombas sobre Kiev

Misiles para tratar de impedir ofensiva.

(ANSA) - MOSCU, 29 MAG - Vladimir Putin puso fin a otro tratado de seguridad con muerte cerebral desde hace mucho tiempo: el acuerdo sobre Fuerzas Convencionales en Europa (CFE), que data de 1990, ajustado 1999 tras el colapso de la URSS, nunca había sido sancionado por los países occidentales.
    Si a esto se suma la suspensión en los últimos meses por parte de Moscú del New Start con Estados Unidos sobre la limitación de ojivas nucleares, se ve que la guerra de Ucrania está acabando con las reglas escritas del equilibrio estratégico de la guerra fría.
    No habrá consecuencias inmediatas por el fin de la CFE, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, porque simplemente el acuerdo ya ser "una herramienta inservible". Y ahora "está surgiendo un gran vacío en el campo del control de armas y la estabilidad estratégica" y este vacío "debe llenarse con urgencia" con nuevos tratados.
    Desde 2014, al inicio del enfrentamiento con Occidente por Ucrania, el canciller ruso, Serghei Lavrov, había afirmado que "ningún país miembro de la OTAN respeta la CFE" y por eso Moscú se había distanciado desde 2007.
    Pero las cosas se han vuelto mucho más difíciles desde el comienzo del conflicto abierto, con los dos bandos decididos a fortalecerse en sus respectivas regiones europeas.
    Y no solo en Europa. Moscú denunció hoy que el reciente acuerdo de cooperación militar entre Estados Unidos y Papúa Nueva Guinea como un intento de "arrastrar" también a este país de Oceanía "a los juegos geopolíticos de Washington contra Rusia y China".
    En el conflicto ucraniano, en cambio, se intensifican los ataques con misiles y los bombardeos de artillería con el claro objetivo de ambos bandos de socavar la organización de la maquinaria bélica enemiga de cara a una contraofensiva que prepara Kiev y Moscú intenta evitar.
    Rusia ha vuelto a bombardear masivamente varias regiones de Ucrania, incluida la capital, Kiev, con un total de 37 misiles y 29 drones dirigidos a "sitios e infraestructuras militares esenciales", dijo el jefe del Estado Mayor ucraniano, Valery Zuluzhny.
    Desde hace unos días, la artillería ucraniana golpea la región rusa de Belgorod, escenario hace una semana de una incursión atribuida por Moscú a las fuerzas de Kiev y por estas a grupos de milicianos rusos anti-Putin. Un civil muerto y siete heridos es el número de víctimas de los bombardeos durante las últimas 72 horas en las que, según el gobernador Vyacheslav Gladkov, más de 300 proyectiles de artillería y cohetes cayeron en varios lugares.
    Pero los ataques en territorio ruso, creen varios observadores militares en Moscú, serían una distracción de cara a la ofensiva real, con un intento de romper el frente en la provincia de Zaporiyia en dirección sur, es decir, hacia el Mar de Azov.
    Entre los que apoyan esta hipótesis está el jefe del grupo mercenario Wagner, Yevgeny Prigozhin, quien relanza la polémica contra los jefes militares: "Si están iniciando una guerra, por favor tengan carácter, voluntad y atributos de acero, y solo así podrán obtener algo", dijo en respuesta a la pregunta de un reportero en su canal de Telegram.
    Mientras tanto, el Parlamento ucraniano aprobó un paquete de sanciones de 50 años contra Irán, acusado de suministrar a Rusia drones y armas para bombardear ciudades ucranianas. (ANSA).