(ANSA) SAN PABLO - "América del Sur funciona como un solo bloque. Si nos mantenemos unidos, somos 450 millones de personas. Como bloque podemos negociar con mucha más fuerza".
En vísperas de la primera cumbre de su tercer mandato al frente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (PT), llama a una América del Sur más fuerte, en un escenario global donde los choques económicos y políticos provocados por la guerra en Ucrania reconfiguran las alianzas y abren nuevos espacios, empezando por el acuerdo comercial UE-Mercosur.
Una cita, la convocada para el martes en Brasilia y dirigida a los países de la región, que los observadores ven como una prueba de la capacidad de liderazgo del presidente progresista, tras los años de aislamiento de Brasil, en la era del conservador Bolsonaro.
Los titulares de la cumbre destacan la voluntad general de retomar el diálogo en la región y la búsqueda de una agenda concreta de cooperación en sectores como infraestructura, salud y lucha contra el crimen organizado.
Mientras que en el largo plazo, el enfrentamiento de los once mandatarios que han aceptado la invitación será sobre la posible creación de un nuevo organismo que reemplace a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), o la revisión de la misma organización, que impulsó Hugo Chávez, para contrarrestar la influencia de Estados Unidos en esta zona del mundo.
Todos pasos encaminados a lograr una mayor integración entre los países de esta zona del mundo, ahora liderada en su mayoría por gobiernos de izquierda o centro-izquierda, de cara a la presidencia del G20, que asumirá Brasil en diciembre.
Pero también de cara a la Cop30, que el gigante sudamericano acogerá en Belem en 2025, resultado que obtuvo gracias al aval recibido de los países de Sudamérica.
Mientras que en el fondo todavía está el sueño acariciado por el líder brasileño de una moneda regional común, para ser utilizada en paralelo con las monedas nacionales, para fortalecer el comercio y reducir la dependencia del dólar estadounidense.
El presidente venezolano Nicolás Maduro, recibido por Lula en un encuentro bilateral en el Planalto, fue uno de los primeros jefes de Estado y de Gobierno en llegar a Brasilia. Un regreso que sella la reanudación de las relaciones bilaterales entre ambos países, tras el frío de la era Bolsonaro.
En la reunión, que vio la firma de algunos acuerdos, se habló de relanzar el diálogo con la oposición en Caracas, de cara a las elecciones de 2024.
Pero también se discutieron temas económicos, luego de que Venezuela, aquejada por una inflación superior al 300%, pidió para abrir negociaciones, ofreciendo a Brasil pagar sus deudas con electricidad y petróleo.
Y no se descarta que los dos mandatarios también discutieran el conflicto en Ucrania, con Maduro declarando recientemente su abierto apoyo a las iniciativas de mediación impulsadas por el presidente brasileño y el chino Xi Jinping.
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