(ANSA) - NUEVA YORK 23 MAY - La reunión entre el presidente
Joe Biden y el presidente de la Cámara Kevin McCarthy fue
"productiva", pero aún no se ha llegado a un acuerdo sobre cómo
evitar el default de Estados Unidos.
Mientras la secretaria del tesoro Janet Yellen reitera la
alarma para el 1 de junio, cuando los Estados ya no puedan
cumplir con sus obligaciones, Biden y McCarthy se reunieron en
la Casa Blanca para intentar desbloquear el impasse que se ha
producido en el techo de la deuda.
Tras días de tensión y negociaciones interrumpidas, se
respira cierto optimismo.
Biden destacó que la reunión con McCarthy fue "productiva".
"Reiteramos una vez más que el default no es una opción y
que el único camino a seguir es un acuerdo bipartidista",
destacó Biden, de 80 años, asegurando que las negociaciones
seguirán adelante hasta el final con el objetivo de encontrar un
acuerdo que pueda pasar el examen del Congreso.
"Todavía no hay acuerdo, pero la reunión fue productiva, la
mejor que hemos tenido hasta ahora", dijo McCarthy al salir de
la Casa Blanca anoche.
A quienes le preguntaron si los estadounidenses deberían
prepararse para un default, el presidente de la Cámara respondió
con un rotundo "no".
Se puede llegar a un acuerdo -añadió-: "Biden y los
demócratas quieren un acuerdo, se necesita un compromiso",
explicó, reiterando la línea de los republicanos, o la necesidad
de reducir el gasto.
"El problema no son los ingresos", dijo McCarthy, asegurando
que no se trata de recortar los gastos de defensa. Hacerlo
"sería un error".
Cualquier posible acuerdo tendrá que ser aprobado por la
Cámara y el Senado y Biden y McCarthy son conscientes de los
riesgos que esto conlleva.
Los republicanos más a la derecha y los demócratas más a la
izquierda podrían sabotear el acuerdo y llevar a Estados Unidos
a su primer default.
Es mucho lo que está en juego políticamente para ambos
partidos dadas las elecciones de 2024.
Los observadores creen que un incumplimiento sería un
"suicidio político" tanto para los conservadores como para los
liberales, pero en un entorno político tan dividido como el
actual, no se pueden excluir giros y vueltas.
Wall Street se mantiene al margen, hasta ahora ajeno a las
tensiones y convencido de que eventualmente habrá un acuerdo.
Detrás de escena, sin embargo, las empresas y los grandes bancos
se están preparando para lo peor, es decir, un incumplimiento
catastrófico con consecuencias impredecibles.
El incumplimiento del pago de su deuda a partir del 1ro de
enero tendría para Estados Unidos consecuencias económicas que
podrían resultar devastadoras, especialmente para millones de
personas que pueden perder sus puestos de trabajo, advirtieron
los analistas. (ANSA).
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