(ANSA) - WASHINGTON, 21 MAG - Unas señales "positivas" se
registraron 11 días después del riesgo del primer y catastrófico
default estadounidense, tras el estancamiento de las
conversaciones sobre el techo de la deuda entre la Casa Blanca y
los negociadores republicanos, con un mutuo intercambio de
acusaciones que presagiaba tormenta.
Después de los éxitos del G7 en Japón, Joe Biden retornó
rápidamente a casa llamando al titular de la Cámara de
Representantes, Kevin McCarthy, desde el Air Force One, según
reveló este último, quien definió la llamada telefónica como
"productiva" y anunció una reunión con el presidente este lunes
por la tarde.
"La situación ahora es mejor que antes de la llamada
telefónica", aseguró el líder republicano, agregando que los
negociadores se reunirán nuevamente el domingo.
Anteriormente, los tonos habían subido de forma
espectacular, quizás también por razones tácticas, alimentando
el espectro de una quiebra del país más rico y poderoso del
mundo, que desencadenaría una recesión y provocaría una crisis
financiera global.
"Ahora es el momento de que los republicanos abandonen sus
posiciones extremas porque mucho de lo que ya propusieron es
simplemente y francamente inaceptable", acusó Biden en la rueda
de prensa final de la reunión del G7 en Hiroshima, especulando
que McCarthy quería tratar directamente con él "por estar seguro
de que todos estamos en la misma onda".
El presidente había reiterado que todavía confiaba en un
acuerdo, pero que no podía garantizar que los republicanos más
extremistas no "forzaran un default", que según la secretaria
del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, podría tener lugar el 1
de junio. Así había dibujado sus líneas rojas.
"No se hará ningún acuerdo bipartidista solo en sus términos
particulares", advirtió, reiterando que no aceptará un acuerdo
que proteja los recortes de impuestos para los ricos, las
industrias fósiles y farmacéuticas recortando salud y educación.
Biden descartó sin embargo las acciones unilaterales, como
invocar la enmienda 14 de la Constitución, que obliga al
gobierno a pagar sus deudas: el presidente cree que tiene la
autoridad legal para hacerlo, pero no el tiempo suficiente para
superar los inevitables desafíos legales dentro del 1ro de
junio.
"Es una cuestión sin resolver", añadió, sin descartar la
hipótesis para el futuro. Luego había lanzado un jab a los
republicanos trumpianos "Maga", acusándolos de querer un default
para evitar su reelección, "porque los presidentes siempre son
los responsables de todo y yo cargaría con la culpa".
McCarthy había respondido a través de Twitter: "Piensa que
no hay un solo dólar de sobra en el presupuesto", "prefiere ser
el primer presidente en la historia en entrar en default antes
que arriesgarse a irritar a los socialistas radicales que ahora
dictan la línea para los demócratas".
La propuesta de la Casa Blanca es mantener estable el gasto
en defensa y bienestar para el próximo año, ahorrando 90.000
millones en el próximo presupuesto y 1.000.000 millones en 10
años. Y aumentar los ingresos gravando a los más ricos y a las
empresas.
Los republicanos, por otro lado, presionan para recaudar
fondos de defensa y reducir el gasto social, así como para
reforzar los controles fiscales. También pusieron sobre la mesa
el control sobre la inmigración.
En 2011, con Barack Obama en la Casa Blanca, el acuerdo para
evitar el default se alcanzó en el último momento pero durante
la semana Wall Street y los mercados internacionales podrían
mostrar los primeros signos de inquietud. (ANSA).
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