"Las fotos de Hiroshima me recuerdan a Bajmut. No hay absolutamente nada vivo, todos los edificios están destruidos.
No hay nada, no hay gente", añadió el líder de un país amenazado reiteradamente por Moscú con un ataque con cabezas atómicas.
Protagonista indiscutible de la última jornada del G7, Zelensky siguió tejiendo su telaraña diplomática, en medio del estancamiento en el campo de batalla.
Como primera cosa, en el encuentro con el presidente estadounidense, Joe Biden, quiso renovar su agradecimiento por el apoyo brindado, diplomático y militar, también sobre el frente de adiestramiento de los pilotos ucranianos y por haber consentido el suministro de F-16 por parte de aliados. Y que, garantizó, a pesar de las protestas de Moscú, no serán motivo de una escalada de tensiones: "Zelensky -de hecho informó Biden en la rueda de prensa al final de la cumbre- dio una clara seguridad de que no serán utilizados para adentrarse en territorio ruso".
El presidente ucraniano también propuso celebrar en julio una cumbre internacional dedicada a la fórmula de paz de Kiev, hablando en la sesión sobre el tema "hacia un mundo pacífico, estable y próspero".
"Pronto, ya en julio, la guerra a gran escala entrará en 500 días. Y este es un período de tiempo simbólico, un buen mes para convocar a la 'Cumbre de la fórmula de la paz', la cumbre de la mayoría global, de los que abogan por la honestidad y están decididos a poner fin a esta guerra. Los invito a unirse a los esfuerzos comunes".
Zelensky también se reunió con Narendra Modi, primer ministro de India, que junto con Brasil (no pudo tener un acuerdo bilateral con Lula da Silva) se encuentra entre los países reacios a condenar a Rusia. Que, a través del canciller Serghei Lavrov, atacó la presencia del líder ucraniano en Hiroshima, útil -según él- para transformar la cumbre en un "espectáculo de propaganda", en el contexto de "una histeria antirrusa y antichina".
Moscú también sigue reaccionando a la orden de arresto de Vladimir Putin por crímenes de guerra, acusando "en rebeldía" al fiscal de la Corte Penal Internacional Karim Khan y al juez italiano Salvatore Aitala.
Sin embargo, una fuente diplomática observó hablando con ANSA, la cumbre "permitió a los líderes encontrar un lenguaje común como nunca antes había ocurrido, siendo conscientes del reequilibrio de las relaciones con China". El principal legado de Hiroshima puede ser simplemente la primera adopción de un documento autónomo sobre seguridad económica y el establecimiento de un nuevo marco para contrarrestar la coerción económica por parte de países como China: su importancia radica en el hecho de que la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón coincidieron en su respuesta a las políticas chinas duramente criticadas.
En el Sur Global, como parte de los esfuerzos de "reducción de riesgos" de China, ocho países asistieron a la cumbre como invitados, en particular India y Brasil, actual y próximo presidente del G20, así como socios naturales en la diversificación de riesgos desde Pekín.
El G7 todavía representa la mitad del PIB mundial, pero el Sur global está aumentando su participación gracias a una demografía más joven: los líderes de las economías más desarrolladas ofrecen una asociación en la que todos ganan, compuesta por inversiones y tecnología.
Otro tema es la seguridad: los países del Quad, el formato informal con Estados Unidos, India, Japón y Australia, anunciaron un nuevo acuerdo sobre los cables submarinos para mejorar la conectividad en la región, reafirmando su compromiso "por un Indo-Pacífico libre y abierto que sea inclusivo y resiliente" ante los temores sobre la "militarización" promovida por la parte china.
Finalmente, la estabilidad de Taiwán es esencial para la prosperidad. A China se le pidió que evite acciones que cambien unilateralmente el statu quo.
"Reafirmamos la importancia de la paz y la estabilidad a través del Estrecho de Taiwán como indispensables para la seguridad y la prosperidad en la comunidad internacional".
Todas estas son señales indigestas para Pekín, que convocó al embajador japonés Hideo Tarumi para protestar formalmente por la forma en que se abordaron los "temas relacionados con China" en la cumbre del G7.
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