(ANSA) - ROMA 18 MAY - El Sol se asoma, el agua lentamente se
retira, pero las marcas que deja son profundas: en el día
después el gran miedo en Romaña es ya tiempo de mirar hacia
adelante y comenzar a limpiar el fango.
Pero el costo es alto: los daños deberán ser cuantificados,
pero el balance, finalmente, será de algunos miles de millones.
Y aún más alto en lo referente a vidas humanas.
El conteo de las víctimas sube a 13 y se teme que pueda ser
mayor: hay desaparecidos.
Y existen también zonas donde los socorros son lentos y
complicados porque el agua es todavía alta, porque no hay
energía eléctrica, porque no funcionan las líneas telefónicas,
porque incluso las más simples comunicaciones son muy
complicadas.
Una persona que ayer fue contada entre los muertos, porque
se temía atrapada en su auto, fue individualizada sana y salva
porque consiguió ponerse a salvo. No lo consiguieron, sobre
todo, las personas más ancianas: en Santa Agata, en Sanremo,
murió un hombre que estaba obligado a permanecer en su cama y no
fue salvado a tiempo.
En Russi fallecieron dos cónyuges que intentaban trasladar
una heladera.
Difícil tener el número exacto de las personas que debieron
abandonar sus casas: seguramente no son menos de diez mil.
Muchos de ellos fueron transferidos a casa de parientes o amigos
que habitan en los pisos altos o en zonas que no corren el
riesgo de inundarse, mientras al menos 3.100 fueron recibidos en
centros preparados en gimnasios, escuelas o estadios deportivos,
entre Faenza, Forlì, Cesena, Ravenna y en otros lugares más
afectados.
La fuerza de tareas de Enel está al trabajo para volver a
dar la energía a 27.000 usuarios que en la mañana resultaron
desabastecidos, luego en la tarde descendieron a 18.500.
Los daños a las infraestructuras eléctricas son ingentes y
no será un trabajo breve. Los bomberos realizaron 1.500
intervenciones, pero todavía más son las que están en fila.
Quedan algunas áreas donde se puede llegar solo con el gomón.
Junto al trabajo de limpiar calles y casas dañadas por el fango
en los próximos días comenzará el conteo de los daños.
El presidente de la Región Emilia-Romaña, Stefano Bonaccini,
compara el impacto del aluvión con el terremoto de 2012: al
estimación económica, finalmente será inferior respecto al
sismo, pero llevará igualmente algunos miles de millones.
La alerta roja prosigue y fue confirmada en Emilia-Romaña
también para mañana. Muchos de los otros veinte ríos que están
desbordados se hallan aún en pleno y se espera solo que no
vuelva la lluvia a aumentarlos.
Sin contar que los diques sufrieron mucho y el terreno se
saturó: se estima que en cuatro días (entre el aluvión del 2-3
de mayo y el del 16-17) cayó más o menos la lluvia que
medianamente cae en un año. Y que las inundaciones de los ríos
prosiguen, aunque en una medida más modesta. Se cuentan unas
cincuenta zonas inundadas, en 42 comunas de Emilia-Romaña.
En muchas de las zonas afectadas por el aluvión, mañana
estarán cerradas las escuelas, mientras en otras ciudades, como
Bolonia, reabrirán para probar volver, al menos desde este punto
de vista, a la normalidad.
Será la alerta roja también por los deslaves. Si la llanura
se vio afectada por las inundaciones, la montaña y la colina
lidian con los deslizamientos: son 280, de los cuales 120
particularmente importantes en 58 comunas.
En la sola comuna de Modigliana, en los Apeninos forlivese,
fueron censados 71. Tantísimas las calles cerradas y aún los
contratiempos para la circulación ferroviaria.
La autopista fue reabierta, pero en muchos tramos se circula
a una sola vía con largas colas porque se están realizando
muchos trabajos. (ANSA).
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