(ANSA) - ROMA 11 MAY - En Italia se duplica el número de
periodistas amenazados, mientras aumenta la violencia y las
querellas temerarias.
Los datos emergen del informe del observatorio "Ossigeno per
l'informazione", presentada una conferencia en la Casa del Jazz
de Roma titulada "El periodismo, una profesión arriesgada y mal
protegida, en la paz y en la guerra", organizada en colaboración
con la Orden de Periodistas de Lazio, para celebrar el 30º Día
Mundial de la Libertad de Prensa.
Durante 2022, hubo al menos 721 periodistas, blogueros y
otros trabajadores de medios frente a los 384 del año anterior
que sufrieron intimidaciones, amenazas, represalias y otros
ataques graves por parte de quienes trataron indebidamente de
impedirles que llevaran a cabo el de su tarea como reporteros,
informantes de los ciudadanos o de expresar opiniones y
críticas.
Los números del observatorio revelan que, en 2022, el estado
de salud de la libertad de prensa es precario, pues la presión
de intimidación contra los periodistas se mantuvo alta, las
amenazas fueron más del doble que las de 2021, mientras
disminuyeron las denuncias a las autoridades.
Otros datos relevantes son que el 25% de las amenazas fueron
dirigidas a mujeres periodistas (el 36% de ellas son blanco de
agresiones machistas con un componente de discriminación de
género).
Y las regiones con mayor presión intimidatoria fue de Lacio
a Lombardía.
Más de la mitad de los reporteros sufrieron agresiones
violentas, el doble que en 2021: advertencias, agresiones
personales y en las redes sociales, así como amenazas de muerte
e insultos.
En el 8% de los casos se trató de agresiones físicas, un
descenso respecto al año anterior.
Finalmente, el 39% de los amenazados padecieron acciones
judiciales intimidatorias: demandas engañosas, citaciones con
fines intimidatorios, demandas civiles por difamación en la
prensa.
En cuanto al origen de las amenazas, el 43% provienen de
particulares; el 25% del mundo político e institucional; el 14%
de antecedentes criminales y mafiosos; el 8% del mundo
empresarial; el 4% de ambientes mediáticos (editores, colegas,
periodistas); mientras el 6% es de origen desconocido.
Estos datos, subrayaron los responsables del Observatorio,
en realidad, representan sólo la punta del iceberg.
Muchos periodistas ocultan la violencia y los abusos que
padecen, no los hacen públicos y no los denuncian por temor a
sufrir más daños por temor a ser aislados, a veces incluso por
sus propios colegas. (ANSA).
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