En Italia ha habido "demasiados episodios sangrientos que han herido a una joven República, que ha tenido que lidiar con el terrorismo político; con las masacres, a veces realizadas con la complicidad de hombres de quienes el Estado y los ciudadanos deberían haber recibido defensa; con violencia política, entre jóvenes de facciones opuestas que respiraban el aire envenenado del choque ideológico".
Así lo afirmó el presidente Sergio Mattarella al hablar hoy con motivo del Día de la Memoria dedicado a las víctimas del terrorismo.
Al recordar al presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, asesinado hace 45 años por las Brigadas Rojas al término de un secuestro que duró 55 días en los que hasta los hombres de su escolta perdieron la vida, Mattarella dijo que Moro era "un hombre atravesado por amor y por el respeto a la democracia y al Estado, animado por un espíritu de libertad y solidaridad".
Ante el desafío del terrorismo, subrayó el Presidente de la República, "el Estado, las fuerzas políticas y sociales, han sabido reaccionar -a pesar del desconcierto inicial- con valentía y decisión".
"Una guerra que se ganó -cabe recalcar, aquí y en todas partes- peleando siempre en el terreno de la legalidad constitucional, sin ceder jamás a las sirenas de quienes proponían soluciones drásticas, como un régimen autoritario.
Apoyándose en la ley y la administración de justicia para proteger a nuestra comunidad, negándose a situarse fuera del carácter democrático de nuestra República".
Mattarella recordó que "se ha hablado mucho en las últimas décadas del terrorismo y de los terroristas. De sus vidas, de sus cómplices, de sus supuestas ideologías, de las causas que fundamentaron su opción por la lucha armada. De las graves desviaciones cometidas por elementos del Estado, y para los cuales todavía sentimos la imperiosa necesidad de conocer toda la verdad".
"Menos, en cambio, se ha escrito y hablado sobre la reacción unánime del pueblo italiano. Menos de los servidores del Estado, que arriesgaron sus vidas para combatir la violencia y la subversión. Menos de los que, en las fábricas, en las universidades, en varios lugares de trabajo, opusieron un no firme y decidido a quienes querían derribar las reglas democráticas".
Para el jefe de Estado "menos se habló del dolor indecible e irrecuperable de las familias a las que la lucha armada o los ataques cobardes arrebataron un cónyuge, un hijo, un padre, hermano o hermana. Sin embargo, fueron estas personas, no los terroristas, quienes hicieron historia en Italia".
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