(ANSA) - SAN PAOLO, 03 MAG - La rendición de cuentas sobre el
controvertido manejo de la pandemia por parte del expresidente
brasileño Jair Bolsonaro finalmente llegó a la mesa de la
justicia.
El operativo policial autorizado por el juez Alexandre de
Moraes, del Supremo Tribunal Federal, que esta mañana permitió
sorpresivamente a los agentes allanar el domicilio del exjefe de
Estado, en el barrio Jardín Botánico de Brasilia, y apoderarse
de su teléfono móvil, ronda en realidad en torno a la hipótesis
de que los pases anti-Covid del excapitán y su hija adolescente
Laura, de 12 años, fueron falsificados para permitirles volar a
Florida poco antes de la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva
al frente de Brasil.
Una operación que, con la ejecución de seis órdenes de
prisión preventiva y 16 mandatos de allanamiento, involucra a
personajes del entorno del líder soberano como Max Guilherme y
Sérgio Cordeiro, sus asesores en el Palacio de Planalto, pero
sobre todo el ex asistente de Bolsonaro, el teniente coronel
Mauro Cid, conocido por todos como el más fiel "coronel Cid",
considerado depositario de muchos secretos del expresidente, con
libre acceso al gabinete presidencial ya la residencia del
palacio de la Alvorada.
Según las reconstrucciones, los pases falsos de Covid
fueron incluidos en el cerebro electrónico del Sistema Unico de
Saude el 21 de diciembre de 2022, unos diez días antes del final
del mandato de Bolsonaro.
Y las medidas forman parte de una investigación sobre una
supuesta "asociación criminal configurada para cometer los
delitos de ingreso de datos falsos de vacunación en el aparato
del Ministerio de Salud".
Una investigación que cierra el círculo en torno a
Bolsonaro, planteando la hipótesis de que el objetivo del grupo
apuntaba a "mantener cohesionado el elemento identitario, en
apoyo a los ataques" contra la campaña de inmunización, de la
que Bolsonaro fue abanderado.
El expresidente se defendió afirmando que no había
"manipulado el documento" y recordó de "no haber nunca negado el
no haber sido vacunado".
"Leí el mentiroso prospecto y no lo tomé", dijo al final del
cateo, al informarle que no se presentaría ante la Policía
Federal a pesar de la citación.
"Nos enteramos por la prensa que el motivo de la operación
sería la falsificación de los pases de vacunación de mi esposo y
de nuestra hija Laura", explicó la ex primera dama Michelle
Bolsonaro, la única que se aplicó la inyección, en Estados
Unidos, cuando su marido viajó para asistir a la Asamblea de
Naciones Unidas.
La pandemia, que en Brasil le costó la vida a casi 700.000
personas, es un tema venenoso para la imagen de Bolsonaro, quien
desde un principio tomó una actitud despectiva hacia la ciencia,
hablando de una "febrícula" aun cuando el virus ya había
comenzado a diezmar el planeta.
Un argumento que lo debilitó políticamente y que ahora lo
hace vulnerable ante la justicia.
La impresión de los observadores es, de hecho, que poco a
poco se está preparando el terreno para un enfrentamiento final
contra el expresidente, ya en el centro de decenas de
investigaciones (como instigador de los ataques a los edificios
de la democracia en Brasilia el 8 de enero al caso de las joyas
de Arabia Saudita, solo por nombrar algunas).
Una fuerte ofensiva en varios frentes, que muy probablemente
le costará a Bolsonaro su inelegibilidad, pero que ahora no
excluye el escenario de la prisión. (ANSA).
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