Viaja a Hungría como "peregrino de la paz"

Secretario de Estado Parolin.

(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 27 APR - "Diría que este viaje es un poco el feliz cumplimiento de una promesa. Como sabemos, el Santo Padre había ido de hecho a Budapest hace un año y medio, en septiembre de 2021, para la clausura del Congreso Eucarístico Internacional y en este contexto, además de la Misa solemne, hubo algunos encuentros: a nivel privado con las autoridades, luego con los Obispos y finalmente con cristianos de otras confesiones y con representantes de las comunidades judías. Ahora, con este viaje apostólico que está a punto de realizar, el Santo Padre se propone en primer lugar continuar y completar su anterior visita a Budapest, por lo que el viaje estará dedicado la mayor parte del tiempo a los encuentros con los diversos grupos, con los diversos componentes del pueblo húngaro".
    Así, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en una entrevista con los medios vaticanos, habla del viaje del Papa Francisco a Hungría previsto para mañana y hasta el domingo.
    "Están previstas reuniones públicas con las Autoridades, con el Clero, los Diáconos, las Personas Consagradas, los Operadores de Pastoral, con el mundo marginado -pensamos sobre todo en los muchos refugiados de la vecina Ucrania-, con los jóvenes -estamos casi en vísperas de Mundo de la Juventud que se celebrará esta vez en el continente europeo, en agosto, en Lisboa, y luego con el mundo de la cultura", explica el cardenal.
    Además, "esta visita está prevista desde hace tiempo y, por tanto, no está motivada principalmente por la situación actual que está marcada por la guerra en Ucrania", aclara.
    "Pero como sabemos, esta tragedia que se está perpetuando está muy cerca del corazón del Papa y estoy seguro de que en esta visita no desaprovechará ninguna oportunidad que se presente para promover la paz. Esta particular atención del Santo Padre, por tanto, enriquece también su presencia en Hungría con este estímulo para un mayor compromiso en favor de la paz", reconoce Parolin.
    El cardenal subraya que "estamos viviendo en Europa la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial: más de 8 millones de refugiados ucranianos han cruzado hacia la Unión Europea. Y Hungría, ante esta situación, se comprometió a mantener sus fronteras abiertas a las personas que huyen de la guerra".
    "Y más de 4 millones de personas han pasado por Hungría, ya sea directamente desde Ucrania o Rumanía. Y aunque quedan pocos -las cifras rondan los 35.000- la Iglesia católica local, principalmente a través de Cáritas, pero también con la ayuda del Gobierno- se ha esforzado al máximo para acogerlos y cuidar de estos refugiados mientras continúan su viaje hacia otros Países europeos", recuerda el cardenal.
    "Y parte de ese trabajo también era evitar que las mujeres y los niños en particular fueran víctimas de la trata de personas", advierte.
    Parolin revela que "la Iglesia sigue preocupada por la situación de la inmigración irregular a lo largo de la ruta de los Balcanes y la difícil situación que muchos enfrentan, por ejemplo, a lo largo de la frontera entre Hungría y Serbia.
    Incluso si muchos de los que se encuentran en la frontera son no refugiados, la mayoría necesita protección y todos deben ser tratados con el respeto que merecen como personas humanas".
    "Pero también señalemos, y con razón, que este es un problema que no concierne solo a Hungría, sino a todos los países. en la región, especialmente en la frontera con la Unión Europea, que luchan por hacer frente a los crecientes flujos migratorios mixtos de países en conflicto y en extrema pobreza", agrega.
    En este sentido, "toda Europa debe encontrar la manera de responsabilizarse de quienes buscan una vida mejor dentro de sus fronteras. Y esto, por supuesto, también incluye trabajar para ayudar a los migrantes a permanecer en sus países de origen, en paz y seguridad para que no se vean obligados a huir o buscar la paz, la seguridad y el trabajo digno en el extranjero". (ANSA).