Por Margarita Bastías - Le desfiguraron el rostro, le destrozaron las manos, lo molieron a golpes y lo acribillaron con 45 balazos. El martirio del cantor de protesta chilena, Víctor Jara, a menudo referido como el Bob Dylan chileno, asesinado por verdugos de Pinochet en el estadio de Chile (campo de concentración emblema de la dictadura), fue reconstruida por el historiador español Mario Amorós en la biografía "La vida es eterna", presentado en Santiago en la ocasión lanzamiento en librerías chilenas, y en Europa, en mayo.
La obra, publicada 50 años después del golpe, y escrita en base a testimonios de algunos sobrevivientes, documentos inéditos y las actas del juicio que en 2018 reconoció nueve culpables de la muerte del autor de la Nueva Canción chilena (además de un ex soldado ya condenado en Florida), vuelve sobre los cuatro días del Vía Crucis de Jara, que al día siguiente del ataque al Palacio de la Moneda fue acorralado junto con cientos de estudiantes y académicos en la Universidad Técnica de Santiago, donde impartía clases.
A su llegada al campo de prisioneros, el autor de "Te recuerdo Amanda", emblema del renacimiento cultural del país, fue tomada a cargo de un oficial que apenas lo terminó de identificarlo, lo cubrió con patadas y puñetazos, desfigurándole el rostro.
Jara fue conducido a un calabozo, privado de comida y agua y torturado varias veces.
Según el relato de Rolando Méndez, entonces funcionario del ministerio de Educación y detenido con Jara, los torturadores lo obligaron a cantar algunas de sus canciones y "literalmente le destrozaron sus manos".
"Estaba sentado en una silla de madera, extenuado, con rastros de azote en la frente y las mejillas. Se sonrió el verme. Nos saludamos. Su rostro se iluminó con una sonrisa que me reconfortó el alma", recuerda otro sobreviviente, Emilio Recabarren.
Jara -quien con los años ha inspirado a músicos como Bruce Springsteen, The Clash y U2 - le confió una nota con un poema, que más tarde se convirtió en la famosa canción Estadio Chile interpretada por Pete Seeger.
El 15 de septiembre se encontró el cuerpo de Jara entre otros cientos de cadáveres, depositados en fosas comunes.
Fue gracias a la red clandestina de simpatizantes socialistas que su esposa Joan, que luego huyó al Reino Unido con su hija Amanda, logró enterrarlo en un cementerio en las afueras de la capital.
"Víctor fue fundamental en el teatro, la música y en el arte chileno por sus características muy especiales", observó Jorge Coulon, vocalista del grupo Inti Illimani, en salón para la presentación del libro. Y también por esto la vida de Jara, asesinado a los 40, "es eterna".
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