(ANSA) - ROMA 13 FEB - El peligro de contagios crece a una
semana del terremoto que asoló Turquía y Siria.
La alerta, ligada al altísimo número de personas aún
desaparecidas y presuntamente fallecidas, proviene de los
médicos de la Sociedad de Medicina de Urgencias y Emergencias
(Simeu) de Italia, que trabajan sobre el terreno, mientras aún
hay casos de hombres, mujeres y niños rescatados de los
escombros.
"Existe el riesgo de muchas infecciones potenciales,
teniendo en cuenta que los servicios básicos han desaparecido
por completo y todavía tenemos muchas personas desaparecidas
bajo los escombros. Incluso si por el momento no hay noticias de
problemas activos", dice Alessandro Coppa.
Coppa es médico de urgencias y coordinador del equipo de
salud actualmente en misión a Turquía.
Ahora, dice, "estoy en la ciudad de Antioch, provincia de
Hayat, y la situación es muy comprometida. Durante días, el
único hospital en funcionamiento estuvo a más de una hora en
ambulancia. Tenemos grandes problemas de comunicación, incluidos
el teléfono, internet y transporte".
"Además, subraya, hay escasez de recursos: no hay gasolina
disponible y la población no puede acceder a los servicios
básicos".
Las condiciones para operar son difíciles: "Apoyamos el
trabajo del componente técnico del Cuerpo de Bomberos, y estamos
haciendo intervenciones muy largas, incluso de 7 a 10 horas, en
un contexto complejo, de escombros. Con condiciones ambientales
muy difíciles", revela.
"Las condiciones físicas de trabajo son exigentes,
trabajamos con temperaturas que bajan por la tarde y por la
noche estamos bajo cero, pensemos -dice el doctor- cuál puede
ser la condición de las personas que sobrevivieron al terremoto
que acampan al lado de los sitios de trabajo, a menudo solo con
una manta y un fuego improvisado".
La gente, sin embargo, "tiene una actitud increíble. Siempre
dispuestos a agradecerte u ofrecerte lo poco que tienen, aunque
sea un poco de café caliente". Y "son tantos -continúa- los
niños que faltan o han muerto. Hemos encontrado varios
cadáveres".
Sara Montemerani, médica de Urgencias en Arezzo también está
en el terreno. Ella está con los bomberos en Antioch, distrito
de Hatay. El trabajo es incesante, dice, y la esperanza no se
desvanece.
¿El momento más fuerte? "Salvar la vida de un colega,
estudiante de enfermería, que permaneció bajo los escombros por
más de 48 horas, fue sin duda la experiencia más significativa.
Sus lágrimas al vernos compensaron las nueve horas de trabajo
que se necesitaron para liberarlo".
Sin embargo, las preocupaciones ahora se centran en los
riesgos asociados al factor tiempo: "El peligro de contagios
aumenta gradualmente en los días posteriores al desastre. Las
próximas semanas - concluye la médica - también serán
desafiantes en este frente". (ANSA).
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