Otro golpe a la Siria martirizada

El drama de los refugiados y desplazados

(ANSA) - BEIRUT, 06 FEB - Una larga franja de escombros, interrumpida por colinas y campos de cultivo, se extiende por la zona de desastre del noroeste de Siria, la más cercana a la frontera con Turquía. Aquí, donde uno de los terremotos más devastadores de la historia golpeó con violencia, los campos de refugiados sirios, desplazados durante años de otras regiones atormentadas en guerra durante 12 años, han sido arrasados por completo.
    "Nunca había sentido tanto terror, ni siquiera durante los bombardeos de Assad", es uno de los testimonios recurrentes de los supervivientes del terremoto en las zonas del noroeste de Siria, fuera del control de Damasco y expuestas desde hace años a frecuentes bombardeos de las fuerzas del gobierno de Bashar al Assad.
    Pero la catástrofe une, en el dolor y la impotencia, a los sirios que viven a ambos lados de las trincheras militares erigidas durante la última década entre las zonas controladas por el gobierno central de Damasco, apoyado por Rusia e Irán, y las zonas bajo control e influencia turca.
    Decenas de pueblos y aldeas del valle del Orontes y los alrededores de Idlib, la capital controlada por la coalición yihadista cooptada de facto por Ankara, fueron devastados. Entre ellas la aldea de Afrin, donde en 2018 los turcos llevaron adelante una sangrienta limpieza étnica de kurdos.
    En las zonas más devastadas por el terremoto viven más de cuatro millones de sirios, que tienen necesidades humanitarias urgentes desde hace años. De estos, unos 3 millones son desplazados internos de otras áreas afectadas por la guerra.
    El terremoto golpeó fuertemente a Alepo, la metrópoli siria bombardeada incesantemente en 2016, en sus barrios rebeldes, por la aviación rusa y de Assad. Su fuerte -hermano mayor del de Gaziantep destruido por el terremoto- ha sufrido daños aparentemente menores. Pero alrededor de 50 edificios en Alepo se han derrumbado y la gente sigue excavando entre los escombros.
    Desde allí. el obispo caldeo, el jesuita Antoine Audo, califica el terremoto como "una nueva bomba terrible, letal y desconocida, que cae sobre nosotros después de 12 años de guerra".
    El puerto de Latakia, en el Mediterráneo, frente a Chipre y cerca del Golfo de Alexandrretta en Turquía, también fue sacudido, igual que Hama, donde, entre otras cosas, se encuentra la principal base aérea rusa en el centro de Siria. No hay daños o víctimas entre las tropas rusas, iraníes y turcas presentes en la zona.
    En las zonas cercanas a la frontera turca, las organizaciones humanitarias locales claman por la intervención de la comunidad internacional y, sobre todo, piden al Gobierno de Ankara que abra la frontera para permitir la evacuación de los heridos más graves.
    El mal tiempo ha estado afectando a toda Siria durante días. En las zonas del norte nieva, en otros lugares llueve mucho. La electricidad y los combustibles han escaseado o han estado ausentes durante algún tiempo debido a la guerra y la crisis económica sin precedentes. La escarcha vespertina ha caído sobre las colinas sirias en la frontera con Turquía. Se seguía cavando con las pocas luces y las muchas esperanzas que quedan. (ANSA).