La sombra de Ortega sobre las ONGs

Nueva andanada de cierres. Golpe a la libertad

(ANSA) - MANAGUA, 06 OTT - No se frena la guerra del presidente Daniel Ortega contra el disenso y la libertad de expresión, y su sombra se cierne incluso una vez más sobre las asociaciones y organizaciones que luchan por los derechos humanos en Nicaragua.
    Con una imposición del ministerio del Interior, más de 100 ONGs fueron borradas del país. De estas, 37 son internacionales, el elenco más extenso desde que comenzó el puño de hierro del sandinismo sobre la realidad asociativa en el país. En la última lista, también dos ONGs italianas: el Movimiento Liberación y Desarrollo (MOLISV) y la Unión Voluntariado Internacional para el Desarrollo y la Paz (UVISP-ASSISI).
    Con este último decreto, ascienden a 2.193 las organizaciones y asociaciones nicaragüenses cerradas en el país solo este año, y 96 extranjeras. Números que marean y que muestran las intenciones de Ortega de no querer ceder en su batalla contra la oposición, mientras la región reunida en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Lima, se interroga acerca de la crisis de los derechos en el país, sin un diálogo con Managua.
    A más de las ONGs italianas, entre las reales internacionales canceladas, ocho provienen de Estados Unidos, seis de España, cinco de Alemania, cinco de Francia, dos de Austria y una de Argentina, Bélgica, Canadá, Costa Rica, China, Inglaterra, Países Bajos, Perú y Suecia. Cerradas, refiere el decreto publicado en la Gaceta Oficial, "por estar en abandono y registrar entre 10 y 31 años de incumplimiento de sus propias obligaciones según las leyes que las regulan".
    El ministerio del Interior también suprimió la personalidad jurídica de 63 ONGs nicaragüenses, entre ellas una decena de asociaciones religiosas.
    Lo del cierre de miles de ONGs es solamente un capítulo de la represión de Ortega al disenso, que pasa del exilio a las acusaciones de conspiración contra los medios opositores, los cerca de 200 prisioneros políticos en las cárceles del país y la violenta represión de las manifestaciones.
    De nada sirven los llamados de la ONU a respetar la libertad de expresión y el estado de derecho. El último data del 3 de octubre, cuando los expertos de la ONU afirmaron que la cancelación de la personalidad jurídica de centenares de asociaciones "representa un claro modelo de represión del espacio cívico" y expresaron preocupación por los ataques y las interferencias ilícitas con la libertad de los medios.
    Pero en Managua, no existe interlocutor que valga. La puerta está cerrada para la Iglesia definida como una "dictadura" y los sacerdotes como "terroristas" y "golpistas".
    Las tensiones están por las nubes con la Unión Europea que, después de haber denunciado ante la ONU las persecuciones políticas en Nicaragua, sufrió la expulsión del país de su embajadora Bettina Muscheidt.
    Todo esto preocupa a las Américas, tanto que convirtió a Nicaragua en uno de los temas centrales de la cumbre de la OEA en Lima. El secretario general de la organización, Luis Almagro, declaró que Managua "decididamente se alejó" de la OEA, y las dificultades de Ortega "fueron creciendo" luego de la decisión del gobierno sandinista de retirar sus representantes ante esta instancia, en abril pasado.
    Washington quiere una posición firme contra Ortega, y en la cumbre el secretario de Estado, Antony Blinken, reiterrá la importancia de algunos valores claves queridos por Estados Unidos como la democracia y los derechos humanos. Y buscará obtener "una condena a Rusia por la guerra contra Ucrania y al gobierno del presidente Daniel Ortega por la situación de los derechos civiles y humanos en Nicaragua". (ANSA).