También con chance, Navalny, Greta Thunberg, ACNUR y OMS
15:46, 06 oct•ROMA•Redacción ANSA
(ANSA) - ROMA, 06 OTT - En vísperas de la entrega del Premio
Nobel de la Paz, en la habitual maraña de nombres destaca uno
colectivo, el de Ucrania, y el de su presidente Volodimir
Zelensky que permaneció en su puesto cuando todos le daban a la
fuga.
También aparece el del periódico The Kyiv Independent, que
desde el 24 de febrero es la primera fuente de noticias sobre la
invasión de Moscú, aunque también despunta el opositor ruso
Alexei Navalny que desde prisión hace su voz contra la tragedia
de la guerra de Putin.
Asimismo, la opositora bielorrusa Sviatlana Tsikhanouskaya
que desde el exilio continúa la lucha contra el presidente
Alexander Lukashenko y su política de apoyo incondicional al
Kremlin, e incluso aparecen postuladas, en ese rumor de
versiones, organizaciones que se gastan en ayuda a la población
civil.
El Comité Nobel tiene una decisión difícil y en algunos
aspectos paradójica: otorgar el Premio de la Paz a los que están
en guerra. Pero en Oslo acostumbraron al mundo a más de una
sorpresa, como la que el año pasado vio homenajeado al
periodista ruso Dmitry Muratov y a la filipina Maria Ressa.
Y este año, en una de las peores crisis para todo el
planeta desde la Segunda Guerra Mundial, ponerse del lado de un
país que ha sido arrastrado a la guerra podría ser una fuerte
señal del lado de la paz.
Según los corredores de apuestas Zelensky, que está en la
lista Time 100 2022, es el favorito. Pero también está el Papa
Francisco, la voz de la paz en el mundo y la Ucrania
"atormentada", y el Alto Comisionado de la ONU para los
Refugiados (ACNUR), al frente de la ayuda humanitaria a los
millones de refugiados que huyen de la guerra buscados por Putin
pero también al servicio de muchas víctimas desafortunadas de
los regímenes y la violencia.
La agencia de la ONU ya recibió el premio en 1954, por su
trabajo innovador en la asistencia a los refugiados en Europa, y
en 1981, por ayudar a los refugiados en todo el mundo con una
mención a los obstáculos políticos a los que se enfrenta la
organización. El 2022 podría ser el año del tercer
reconocimiento a su trabajo.
Y si en Oslo deciden retirarse de tomar posición en una
guerra demasiado arriesgada en cuanto a polémicas,
enfrentamientos y reposicionamientos geopolíticos, está el otro
gran tema, el del cambio climático, con la sequía de este año
como muy peligroso indicador.
En la pole position, Greta Thunberg y el movimiento
Friday's for Future, también el escritor científico británico
Sir David Attenborough, el ministro de Asuntos Exteriores de
Tuvalu, Simon Kofe, protagonista de una sentida intervención a
distancia en la COP 26, la Conferencia del Clima de la ONU que
se celebró en Glasgow. En el mar, con el agua hasta las rodillas
para denunciar los riesgos de la subida del nivel de los océanos
por el cambio climático, tocó el corazón y la imaginación hasta
de los indiferentes.
Luego está, entre los candidatos, la Organización Mundial de
la Salud, que dedicó su tiempo durante el Covid-19 a dar una
respuesta global a la contención de la pandemia y ayudar, a
través del programa Covax, a la distribución de vacunas en los
países más pobres.
Pero, la organización también fue fuertemente criticada
por la demora con la que declaró la emergencia internacional y
las indicaciones contradictorias sobre mascarillas y métodos de
contagio. Uno simplemente diría "que gane el mejor", pero es
difícil decir quién es. (ANSA).