La Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV) levantó las banderas de alerta sobre la situación de cientos de pacientes, en un país donde no funciona la seguridad social y donde desde hace más de ocho años está suspendido el programa público de nuevos trasplantes por orden del gobierno.
"Esta no es la primera vez que se hace una comunicación pública a los entes reguladores de salud. Estos medicamentos no se tienen en las farmacias habituales y además son costosísimos", dijo la nefróloga y coordinadora del Programa de Trasplante del Hospital Universitario de Caracas, Anabela Arminio, en una entrevista con la red Radio Fe y Alegría Noticias.
La escasez de estos medicamentos, vitales para evitar rechazos en el organismo de los pacientes trasplantados, se intensificó en los últimos cinco meses. El deficitario Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) debería entregarlos de manera gratuita, pero no responde sobre las fallas en la entrega, alertó.
Un paciente requiere de al menos 300 dólares mensuales para adquirir la medicación inmunosupresora y la mayoría de ellos tienen otras afecciones, como diabetes e hipertensión, lo que incrementa el costo de la medicación.
Estos enfermos sobreviven gracias al apoyo de familiares y amigos, especialmente los que viven en el exterior. Los que tienen trasplante de riñón corren el riesgo de volver a diálisis. Los que han recibido hígado no tienen ningún método sustitutivo, en caso de perder el nuevo órgano, explicó.
"Tenemos un programa de donante cadáver suspendido. Tenemos los pacientes trasplantados con muchísimos problemas y tenemos solo un centro de trasplante donante vivo en todo el país que no puede suplir la demanda nacional" señala Arminio, sobre un problema de salud que ha empujado a muchos pacientes a irse del país en busca de ayuda.
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