Gina Lollobrigida, los 95 años de una luchadora

Diva, fotógrafa y escultora

Una imagen de Gina Lollobrigida fuera de los sets, cuando su belleza adulta seguía deslumbrando (foto: ANSA)
Una imagen de Gina Lollobrigida fuera de los sets, cuando su belleza adulta seguía deslumbrando (foto: ANSA)

(ANSA) - ROMA 3 JUL - Gina Lollobrigida cumple 95 años y, si bien nunca se debe revelar la edad de una dama, cuando se trata de un mito, de una diva que siempre tuvo el coraje de decir las cosas sin velos y de vivir al menos cuatro vidas, este cumpleaños tiene un valor diferente.
    Es como una nueva medalla clavada en el pecho de quien una generación de espectadores conoció y amó como "la Bersagliera" (tiradora certera, ndr).
    Luigia Lollobrigida nació en Subiaco (municipio de la provincia de Roma), el 4 de julio de 1927 y, contraria a la imagen popular que se le atribuye, es hija de gente adinerada de clase media (su padre era un rico productor de muebles), reducida casi a la pobreza por los bombardeos aliados sobre su región.
    La familia se trasladó a Roma, todavía ocupada por Nazis y luchó con las dificultades económicas. De hecho, la joven Gina pagó parte de sus estudios en el instituto de Bellas Artes vendiendo dibujos y con apariciones en unas fotonovelas, con el nombre artístico de Diana Loris.
    Tenía objetivos claros y carácter. Así tomó casi por casualidad la oportunidad de un concurso de belleza para hacerse notar para llegar a la edición de 1947 de Miss Italia en Stresa, noroeste de Italia, donde quedó segunda, pero conquistó al público y a los jueces.
    Hizo su debut en el teatro con solo 17 años y luego probó suerte como extra en Cinecittà, con la ayuda de una pequeña notoriedad, por haber participado en el ámbito de las fotonovelas.
    Al contrario de lo que se piensa de ella, la más famosa "voluptuosa" del cine italiano junto con Sophia Loren (siete años más joven), Lollobrigida se hizo famosa antes en el extranjero que en Italia y durante muchas décadas fue la única diva Italiana (junto con Alida Valli) amada por los directores estadounidenses.
    El primero en darse cuenta fue el magnate con pasiones artísticas Howard Hughes, quien en 1950 la llevó a Los Ángeles con la promesa de un rico contrato exclusivo.
    Gina, sin embargo, que tiene el carácter de un "caballo de pura raza", rápidamente entendido que esa jaula dorada no era para ella.
    Cerró rápidamente las maletas, regresó a Roma -sufrió la venganza de Hughes, ya que no trabajó en Estados Unidos hasta 1956- y abrazó al nuevo Cine italiano del neorrealismo.
    Partició en obras con Pietro Germi ("La ciudad se defiende") y con Carlo Lizzani ("Achtung banditi") a mediados del siglo pasado, esculpiendo roles de vigorosa pasión popular en los que afinó una actuación autodidacta, a la que le imprimió su personalidad.
    El primer éxito personal, sin embargo, tuvo lugar fuera de las fronteras, en el filme francés "Fanfan la Tulipe", con Gerard Philipe, en 1952.
    Actuó en películas de Rene Clair, Alessandro Blasetti, Mario Monicelli, Mario Soldati y finalmente se conviertió en una diva itlaiana con el triunfal "Pane amore e fantasia" de Luigi Comencini (1953).
    Su trabajo junto a Dino Risi marcó el inicio de su rivalidad -más presunta que real- con Sophia Loren. "La Lollo" (ya todos la llamaban así) rechazó un papel y Sophia la reemplazó, como sucederá varias veces en la década siguiente.
    Mientras tanto, Lollobrigida tuvo varios éxitos en el exterior: trabajó con John Huston y Robert Siodmak, actuó con Burt Lancaster y Frank Sinatra, interpretó a una magnífica Esmeralda junto a Anthony Quinn en "El jorobado de Notre Dame", trabajó con Errol Flynn y Yul Brynner y aceptó el desafío de ser doblarse a sí misma al francés y cantar como soprano (en "La mujer más bella del mundo", junto a Vittorio Gassman, papel por el que ganó su primer David di Donatello).
    Su carrera en el set es más corta que su vida artística, sólo porque a principios de los años 70 decidió que la su pasión la lleve más allá: dejó el cine (al que volverá sólo veinte años después) para convertirse en fotógrafa, espacio en el que tuvo gran éxito haciendo retratos de divas y políticos (incluido Fidel Castro), compañeros de aventuras de su vida anterior y grandes artistas.
    Pero su sed de vida la llevará todavía más lejos: se probó como escultora y sus exposiciones dieron la vuelta al mundo.
    La vida personal fue mucho más atormentada: se casó solo una vez (en 1949, con el médico esloveno Milko Skofic con quien tuvo un hijo y de quien se divorció en 1971), después de 90 años reveló que fue violada cuando era muy joven y explicó que ese dolor había marcado toda su vida.
    Jamás admitió o negó episodios amorosos relacionados con los grandes actores con quien trabajó y que habían perdido la cabeza por ella.
    En 2006 anunció que quería casarse con el español Javier Rigau, mucho más joven que ella, pero luego el matrimonio fue negado por ambos.
    Todavía hay una batalla legal en curso con su hijo Andrea Milko, que acusa a un colaborador de la actriz de haberla engañado para robarle buena parte de su fortuna.
    Actualmente, vive sola en la gran mansión de la Vía Apia Antica, pero no tiene nada de la diva en la senda del atardecer: su vitalidad irónica y su franqueza al mirar la vida triunfaron sobre la edad y entregan la imagen intacta para todas las generaciones que la vieron como un icono del cine, una "sex symbol" italiana y la recuerdan en todo el mundo por la estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. (ANSA).