En medio de la devoción que el presidente ultraliberal vive expresando por Menem, la devaluación del real en las tierras de Lula da Silva y un billete estadounidense "planchado" y estático en Argentina, este verano austral desató una invasión de turistas argentinos en las playas brasileñas.
Durante las últimas semanas, Brasil ha experimentado un notable aumento en la llegada de turistas argentinos, tanto por vía aérea como terrestre. Con una ocupación hotelera cercana al 90% -especialmente en el sur- y una creciente demanda de servicios.
Las autoridades turísticas de Brasil esperan 1,7 millones de argentinos durante enero, concentrados en Río de Janeiro, Bahía y en el estado de Santa Catalina.
En los primeros ocho días de enero, unas 111.000 personas cruzaron a Brasil desde Paso de los Libres y Santo Tomé, generando congestión en rutas y aduanas, con largas filas e interminables esperas.
Es que los precios entre uno y otro país tienen contrastes notables. En un exclusivo restaurante de Florianópolis (sur de Brasil), con vista al mar, unos Fettuccini di mare, más cervezas, para dos personas, cuesta 163 reales (unos 27 dólares); mientras que una cena romántica en Mar del Plata, en la costa argentina, para una pareja puede llegar hasta 230 mil pesos (240 dólares).
La diferencia es abrumadora también en los supermercados.
Una botella de Coca-Cola de 2 litros se consigue en Brasil a 11 reales (1,80 dólares), cuando en Buenos Aires no baja de 3.420 pesos (3,5 dólares). En tanto, un paquete de 500 gramos de penne rigate marca Barilla los brasileños lo venden a 25 reales (4 dólares) cuando en Argentina cuesta 7.500 pesos (7,6 dólares).
También las prendas y el calzado tienen precios que deslumbran a los argentinos. Unas zapatillas Adidas que cuestan en Buenos Aires 180 mil pesos se consiguen a casi un tercio de su valor en el sur de Brasil, mientras que un short de la marca de las tres tiras se vende a 36 mil (52 mil en Argentina) y una casaca Nike a 56 mil (122 mil en Argentina).
Según PriceStats, una plataforma que mide precios online, la Argentina está hoy 19% más cara que el país vecino. O sea, Brasil está un 19% más barato, en promedio.
La devaluación que sufrió, el real se ubica en el mínimo desde hace más de 20 años en comparación con el peso argentina, es decir, desde la convertibilidad de Menem y su legendario ministro de Economía, Domingo Cavallo.
Lo que ocurre podría ser un problema para las flacas reservas del Banco Central de la República Argentina, que podría ver escurrirse dólares a través de la cuenta servicios por turismo. Particularmente tras la desaparición del impuesto PAIS, que dejó de gravar las compras en el exterior y abarató el dólar para consumir fuera de las fronteras.
El "dólar turista", o tarjeta, se ubica hoy en los 1.362 pesos y es el más caro del mercado de cambios, ya que se ubica 162 pesos por encima del dólar libre y 200 por encima del dólar MEP (financiero), en las diversas cotizaciones que tiene Argentina.
Entonces, los argentinos en Brasil no usan su tarjeta de crédito. Cambian sus dólares ahorrados en casas de cambio y hasta en los supermercados, con lo que logran diferencias a su favor y evitan que les cobren impuestos al regreso a casa.
También se bajan la app de PIX, la herramienta financiera para hacer pagos y transferencias más popular Brasil, que facilita la conversión de pesos a reales con comisiones más bajas que los bancos tradicionales.
Así el verano entrega una suerte de "vintage turístico", un volver a los '90, que seguramente fascina a Milei.
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