De hecho, en los primeros días de su mandato, el exministro holandés lanzó una hipótesis destinada a desencadenar un debate: la de cambiar la definición de los acuerdos sobre el consumo de combustibles fósiles entre la UE y las compañías aéreas.
Los aviones son responsables de alrededor del 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea y del 13,9% de todas las emisiones del transporte.
Tradicionalmente, las empresas no pagan ningún impuesto sobre el queroseno.
Por esa razón, el plan del comisario de la UE podría resultar revolucionario.
La idea es introducir un impuesto al combustible para aviones e imponer, paralelamente, un "precio del carbono" a las emisiones de las aerolíneas no europeas, siguiendo el modelo del Impuesto al Carbono (Cbam).
Por último, a Hoekstra también le gustaría cambiar la política de tipos cero de IVA en los viajes internacionales.
Todo ello con un objetivo, escrito en blanco y negro en el Pacto Verde: reducir las emisiones contaminantes en el sector del transporte en un 90% para 2050.
La idea no es nueva.
Fue el propio Hoekstra, cuando fue llamado a la Comisión en 2023 para sustituir a Frans Timmermans, quien ilustró su plan al Parlamento Europeo.
Sin embargo, en la última parte de la pasada legislatura, el impulso por el Pacto Verde Europeo empezó a perder intensidad, debilitado por los continuos ataques de los partidos de derecha y, progresivamente, también del PPE.
Pero Hoekstra no se desanimó. Y en una de las primeras entrevistas como nuevo comisario al periódico europeo Politico.eu, el holandés dijo estar "muy comprometido" con el objetivo de un impuesto al queroseno.
"Creo que es correcto que la lógica de 'quien contamina paga' sea la base de muchas de nuestras políticas. Y si miro al sector de la aviación, está claro que podemos dar un paso adelante", afirmó el comisario.
La cruzada anti-queroseno de Hoekstra, sin embargo, está destinada a tener una vida muy difícil.
El clima en torno a las políticas medioambientales, incluso dentro de la Comisión, ha cambiado.
La presión sobre Ursula von der Leyen para que revise algunas medidas, como la relativa a las emisiones de los automóviles, ha aumentado drásticamente.
En ese contexto, la propuesta de Hoekstra podría traer nuevas tensiones.
En el Consejo de Asuntos Energéticos del 10 de diciembre, cuando se puso el tema sobre la mesa, inmediatamente encontró la oposición de los países del Mediterráneo, es decir, los más turísticos, preocupados por los posibles efectos del impuesto al queroseno sobre los billetes de avión.
Y el director general de IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo), Willie Walsh, definió inmediatamente la hipótesis como "una tontería".
"Es casi imposible que los ingresos vuelvan a la industria para mejorar el comportamiento medioambiental", subrayó Walsh, quien afirmó que el único efecto de los nuevos impuestos será dificultar el vuelo de las personas, reduciendo los factores de carga de los aviones en lugar de emisiones y dejar inalterados los hábitos de los principales contaminadores.
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