Así lo dejaron entrever los deseos del miembro de la junta del BCE, el italiano Piero Cipollone, y, del otro lado del Océano, de Raphael Bostic, de la Reserva Federal de Atlanta.
La difusión de los datos de vacantes de empleo en Estados Unidos, que cayeron a mínimos desde 2021, a la espera de los datos del viernes sobre la desocupación, alivió en parte la tensión en una jornada negativa de las listas en Europa (aunque con caídas inferiores a los mínimos diarios).
Milán cayó un 0,5%, Francfort un 0,8% y París un 0,9%.
Wall Street, también golpeado por la caída de Nvidia, trató de levantar la cabeza cambiando ligeramente hacia el alza.
El petróleo subió ligeramente, mientras el mercado de bonos se tranquilizó un poco y la curva "invertida" de los Treasury (donde los vencimientos más cortos muestran rendimientos más altos, NDR), que señala la llegada de una recesión, se aplanó.
En efecto, los bancos centrales de ambos lados del Atlántico están registrando una desaceleración de la inflación, pero también señales oscuras y contradictorias en el frente económico, con la presión cada vez mayor de Alemania y China y las tensiones geopolíticas que se mantienen a flote.
En las reuniones de septiembre (el 18 de la FED y el 12 del BCE), los consejos tendrán necesariamente en cuenta los datos sobre precios y los datos macroeconómicos, pero el debate sobre la velocidad de las caídas sigue abierto.
En cuanto a los tipos de interés, "tomaremos nuestras decisiones reunión tras reunión", pero "los datos hasta ahora confirman nuestra dirección y espero que nos permitan seguir siendo menos restrictivos", explicó el miembro del consejo del BCE, Piero Cipollone, en una entrevista con Le Monde.
El italiano insiste en un punto sensible para nuestro país manufacturero y elevado endeudamiento público, pero también para toda Europa: "Debemos garantizar que la inflación converja hacia nuestro objetivo sin frenar innecesariamente la economía, porque necesitamos desesperadamente inversión y crecimiento en Europa".
Una visión que necesitará ver hasque qué punto es compartida en el seno de la junta directiva de Frankfurt. Si el gobernador del banco central lituano y miembro del BCE, Martins Kazaks, cree que el BCE debería bajar las tasas en la reunión de la próxima semana, hace unos días la "halcón" Isabel Schnabel invitó a la "cautela" y a mirar los datos.
"No podemos esperar a que la inflación alcance el 2% antes de recortar las tasas", afirmó el presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Raphael Bostic, subrayando que la economía estadounidense se está desacelerando, pero no hay signos de pánico entre los líderes empresariales.
Los datos son exactos: la estimación preliminar de la inflación de la eurozona en agosto cayó al 2,2% desde el 2,6% de julio, y también la de Estados Unidos (índice PCE al 2,6%).
Los precios se "enfrian" con una situación de la economía que sigue siendo incierta. El índice compuesto de PyMes de la eurozona, que creció a 51 puntos, y la Encuesta de Oportunidades de Empleo y de Turnover Labor de Estados Unidos (Job Openings and Labor Turnover Survey) arrojaron señales de esperanza.
Estas descendieron en julio a su nivel más bajo desde enero de 2021. Habrá que ver si el conjunto de datos de que disponen y los que se obtengan inducen a acelerar o no el apalancamiento de los tipos de interés.
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