Se trata de una cita tradicional para hacer un balance con instituciones y expertos de un sector que, con toda la cadena agroalimentaria representa la principal riqueza del país, valorada en 600 mil millones de euros en 2002, como recordó el presidente de la entidad, Ettore Prandini.
"La guerra y la pandemia también pueden provocar una contracción del consumo", afirmó el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, "por eso es necesario aumentar la promoción de nuestros productos para garantizar la calidad a nuestros conciudadanos y posiblemente también a los demás habitantes del planeta".
Un mensaje que concuerda con lo dicho por la ministra de Trabajo, Marina Elvira Calderon, convencida de la necesidad de "atraer a los jóvenes a la agricultura y, sobre todo, apostar por la calidad basada en los ciclos naturales de los cultivos, pero también por la posibilidad de cualificar la mano de obra".
"Creo que uno de los retos del futuro es proteger el valor de nuestro sector agroalimentario".
El hilo conductor del día es la encuesta Coldiretti-Censis "La guerra sobre la mesa", que muestra que los últimos conflictos y la pandemia causaron incertidumbre e incomodidad, pero también tuvieron el efecto positivo de empujar a los italianos a adoptar comportamientos más virtuosos.
En comparación con el año pasado, cuando las familias fueron sorprendidas por el recrudecimiento de la inflación vinculado con la guerra en Ucrania, hoy han adoptado contramedidas para preservar la calidad y la cantidad de los alimentos.
Hay muchas estrategias para ahorrar, desde el uso de descuentos y promociones, hasta el renacimiento de los restos de comida, pasando por el cada vez más popular aprendizaje del almuerzo hecho por uno mismo, imprescindible para el 50,5%.
Y el 76,9% de los italianos prepara periódicamente una lista de la compra que ayuda a mantener bajo control las compras impulsivas; una práctica compartida por los ingresos altos (72,2%) y los ingresos bajos (74%).
Los platos tradicionales de la "cocina pobre" también regresan al 73% de las mesas, habiéndose convertido en un símbolo de la cultura enogastronómica de la zona, como la sopa ribollita toscana de verduras, las albóndigas trentinas, la pinza veneciana (un dulce típico) o, en el sur, la tortilla de pasta.
De hecho, más del 70% de los italianos, explicó Coldiretti-Censis, prefieren productos que puedan utilizarse en recetas sencillas para su dieta.
Y con una compra más responsable, también está creciendo el fenómeno de los mercados de agricultores, donde 20 millones de italianos compró, y el 53,6% de los ciudadanos los frecuenta también para reducir el impacto ambiental del transporte largo y garantizar productos más frescos y duraderos.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA