El gobierno italiano prepara un proyecto de ley para restringir los servicios de alquiler a corto plazo, como Airbnb, a los que se acusa de aumentar el costo de la vivienda y alejar a la población de los centros históricos de las ciudades turísticas.
Airbnb es una compañía que ofrece una plataforma digital dedicada a la oferta de alojamientos a particulares y turísticos (alquiler vacacional) mediante la cual los anfitriones pueden publicitar y contratar el arriendo de sus propiedades con sus huéspedes. Anfitriones y huéspedes pueden valorarse mutuamente, como referencia para futuros usuarios. El nombre es un acrónimo de "airbed and breakfast".
La plataforma -creada en 2008- tiene una oferta de unas dos millones de propiedades en 192 países y 33 mil. El miércoles pasado, el Ministerio de Turismo envió a los interesados ;;el esquema del proyecto, que prevé multas de hasta 5.000 euros para quienes alquilen una propiedad por una sola noche en zonas de interés histórico, artístico o de carácter ambiental, y hasta 8.000 euros a quien arriende una casa a turistas sin inscribirla en un nuevo registro nacional de identificación.
"Desde hace muchos años se espera una intervención específica", dijo la ministra de Turismo, Daniela Santanché a ANSA. Otra medida prevista en el proyecto es el límite de dos inmuebles del mismo propietario que pueden ponerse a disposición en arrendamiento de corta duración, periodo que comprende hasta 30 pernoctaciones.
Las casas y apartamentos también estarán sujetos a algunas normas similares a las válidas para los hoteles, como la exigencia de dispositivos de detección de monóxido de carbono y requisitos mínimos de higiene y seguridad.
Sin embargo, el presidente de la Federación de Asociaciones Hoteleras y Turísticas Italianas (Federalberghi), Bernabó Bocca, afirmó que el proyecto aún está lejos de ser ideal. "Quien compra dos pisos y los alquila el fin de semana está realizando una auténtica actividad comercial, que debería tributar como el resto de empresarios", denunció.
Según Bocca, el límite mínimo de estancia para los alquileres a corto plazo debería ser de tres noches, o de lo contrario el gobierno debería cambiar el destino de la propiedad de residencial a comercial, "con todas las regulaciones e impuestos que corresponda".
Para Federalberghi, la nueva ley aprobada en Nueva York sería el modelo ideal, permitiendo sólo el alquiler de habitaciones, no de casas enteras, y siempre que el anfitrión viva en la misma propiedad y esté presente durante la estancia del turista.
Mientras se discute el proyecto, algunas ciudades italianas ya se están moviendo por su cuenta. La concurrida Florencia, capital de la Toscana, presentó recientemente un proyecto para prohibir los servicios de alquiler a corto plazo en su centro histórico, una zona catalogada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.
Ciudades de todo el mundo culpan a la popularización de Airbnb y servicios similares por el agotamiento de la población de sus centros históricos. Con el aumento de la oferta de inmuebles para turistas, disminuye el número de residencias para contratos de larga duración, lo que incrementa los precios de los alquileres y obliga a los residentes locales a buscar zonas más baratas y alejadas.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA