(ANSA) - WASHINGTON, 28 MAG - Un compromiso (casi) histórico
que no contentará a todos los republicanos y demócratas pero que
será positivo para el pueblo estadounidense al evitar el primer
default de Estados Unidos y una crisis de dimensiones globales,
fue alcanzado por Joe Biden y Kevin McCarthy, tras semanas de
estrechas negociaciones.
El presidente estadounidense y el titular de la Cámara de los
Representantes llegaron a un principio de acuerdo sobre el techo
de la deuda que se votará el miércoles en el Congreso, donde
deberá superar la oposición de los trumpianos y de los
liberales.
"El acuerdo es un compromiso, por lo que no todos obtendrán
lo que querían. Pero son buenas noticias para los
estadounidenses", anunció Biden poco después de que la noticia
se filtrara en el diario New York Times.
"Evitará un default catastrófico que habría provocado una
recesión económica y la pérdida de millones de empleos", subrayó
el presidente.
"Todavía hay mucho trabajo por hacer", dijo el titular de la
Cámara, el republicano McCarthy, "pero nos hemos asegurado de
que no haya nuevos impuestos en el presupuesto".
Más allá de las candentes declaraciones de los dos artífices
del acuerdo, según los analistas, el pacto es un éxito para
Biden y su equipo que han conseguido rebajar las peticiones
iniciales del Gran Old Party.
De hecho, el compromiso prevé un aumento de la deuda para
los próximos dos años a cambio de algunos recortes en la agenda
de la administración, lejos del objetivo de 130.000 millones de
dólares que se habían marcado inicialmente los republicanos.
Para la defensa, por ejemplo, uno de los puntos en los que
el presidente se ha mostrado inflexible desde el principio,
especialmente en lo que se refiere a la ayuda a Ucrania, se
estableció un presupuesto de 886.000 millones de dólares, un
incremento de alrededor del 3,5 %, tal y como quería Biden.
Tampoco se recortó la atención médica para los veteranos,
otra petición del "comandante en jefe", para la que fueron
121.000 millones de dólares en el fiscal 2024".
Algo, sin embargo, tuvo que ceder la administración sobre
los requisitos para el acceso a la asistencia social, uno de los
nudos más difíciles de desatar en los últimos días de
negociaciones.
Al final, los republicanos consiguieron elevar de 49 a 54
años la edad hasta la que quienes quieren beneficiarse de alguna
forma de ayuda, incluidos los cupones de alimentos, deben
encontrar trabajo.
Sin embargo, se eximieron algunas categorías más vulnerables
y no se endurecieron los requisitos para acceder a la cobertura
sanitaria de Medicaid, que habían pedido los republicanos, pero
que la Casa Blanca rechazó enérgicamente.
El próximo miércoles, el acuerdo llegará a la Cámara, donde
el Grand Old Party tiene un margen bastante estrecho y los votos
de solo los moderados de ambos partidos pueden no ser
suficientes. Los negociadores deben convencer a los extremistas:
por un lado están los trumpianos, los republicanos que ya no
quieren apoyar a Kiev o que consideran el compromiso un fracaso
del objetivo de reducir drásticamente el gasto.
Por otro lado, están los liberales que consideran
inaceptables los recortes sociales y temen dar marcha atrás en
algunos puntos fundamentales de la agenda de Biden como la lucha
contra el cambio climático.
Luego estará el paso al Senado, donde los demócratas tienen
una pequeña mayoría.
Una nueva carrera contrarreloj para Biden y McCarthy, ya que
todo debe estar concluido antes del 5 de junio, fecha límite que
marcó Janet Yellen para el default. (ANSA).
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