Federica Brignone conquistó hoy su primer triunfo en la prueba de descenso libre en St. Anton, Austria, festejó su trigésima victoria en una Copa del Mundo y se confirmó como la esquiadora italiana más exitosa de la historia.
"Todavía no tomo consciencia de haber ganado tanto, que es mucho más de lo que alguna vez soñé que lograría", confesó la vencedora de la prueba con un tiempo de 1'16"08.
Suficiente como para relegar a la suiza Malorie Blanc (1'16"15) y a la checa Ester Ledecka (1'16"26), quienes la escoltaron en el podio al cerrar por delante de la también italiana Laura Pirovano, cuarta con un crono de 1'16"51.
Una gran participación italiana opacada por la caída sin consecuencias que sufrió Sofia Goggia en una competencia en la que la estadounidense Lindsey Vonn finalizó con un meritorio sexto puesto (1'16"66) en una prueba en la que supo reinar y en la que volvió a los 40 años de edad y a poco de regresar después de cinco años de haberse retirado.
"Nunca imaginé que ganaría una prueba de descenso libre", confesó la ganadora Brignone, de 34 años que con una sonrisa indisimulable le lanzó un desafío a la estadounidense: "Mejoré mi récord de longevidad así que atención Vonn, quien demostró tener un gran coraje y refrendó su vigencia", la elogió.
"Fue una prueba muy sufrida, pero sabía que las condiciones podían mejorar y que podía hacer un buen papel", agregó la italiana antes de lamentar que Pirovano "no haya podido subirse a un podio en el que merecía estar".
Más para lamentar tenía Goggia, quien tras la caída destacó: "Por suerte no pasó nada" y explicar que su caída respondió a que "me pasé en la curva y cuando reingresé en la nieve fresca el esquí externo perdió adherencia".
Después, sí hubo tiempo para el elogio a Brignone, que sumó hoy su tercera victoria en esta temporada: "Federica estuvo brillante desde la primera prueba y nos demostró a todas cómo se debe esquiar en esta pista".
Brignone volvió a ganar y quedó a 20 triunfos del legendario italiano Alberto Tomba, aunque ella es la única que celebró en cuatro pruebas distintas: gigante, combinada, SuperG y ahora descenso libre, lo que la confirma también como una esquiadora polivalente capaz de imponerse en cualquier terreno.
Es, además, la única italiana en ganar la Copa del Mundo, a los que se suma un oro y dos medallas de plata en Mundiales y dos bronces olímpicos.
Sólo le queda por celebrar en el slalom especial, "algo en lo que pensó mi madre", afirma al aludir a su mamá Maria Rosa, una gran especialista en esa disciplina, dijo Brignone, entrenada por su hermano menor, David, y quien en algún momento menos glorioso llegó a considerar la posibilidad de retirarse.
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