Trippitelli castigó a nueve futbolistas y un directivo del Academia Riccione, que además deberá pagar una multa de 200 euros al igual que Real Morciano.
Los jugadores y directivos implicados, subrayó la jueza, crearon una "situación inaceptable en el contexto de la actividad deportiva" al protagonizar una batahola que incluyó puñetazos, patadas y bofetadas.
A partir del informe del árbitro al final del partido, se generó un tumulto entre jugadores en el banderín de córner, donde un jugador del Real Morciano intentó huir, pero cayó al suelo y fue atrapado por colegas de Academia Riccione, quienes lo golpearon cuando intentó levantarse con un puñetazo en la cara y una patada en la espalda.
Los directivos de ambos clubes intervinieron entonces para poner fin al ataque, pero un miembro de la delegación de Academia Riccione golpeó a un jugador del Real Morciano con a varilla del banderín del córner.
Para la jueza, estos comportamientos "además de traicionar el espíritu" del fútbol y "inculcar en el público presente y en los jóvenes deportistas adscritos a los primeros equipos una visión distorsionada de la actividad deportiva, violan (así como las normas tuteladas por el Código de Justicia Deportiva) las normas más básicas de convivencia civil y de respeto a los demás, rayando incluso en violar las leyes penales vinculantes".
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