Una multitud se congregó en el estadio Renzo Barberá de Palermo para despedir a Salvatore "Totó" Schillaci, ex delantero de Juventus e Inter que fue goleador y héroe de la selección "azzurra" en el Mundial de Italia 90, fallecido en la víspera a los 59 años tras luchar contra el cáncer.
La capilla ardiente en el estadio del Palermo permanecerá abierta para que aquellos que quieran sumarse a los cientos de aficionados que se acercaron a darle el último adiós a un hombre querido y respetado por todos más allá del fútbol.
El plantel del Palermo y el presidente del club, Dario Mirri, dijeron presentes junto con el gobernador de la región, Renato Schifani, y el alcalde de Palermo, Roberto Lagalla, en el último adiós al "hijo pródigo", cuyos funerales se celebrarán el viernes en la Catedral de esta ciudad, donde el arzobispo Corrado Lorefice oficiará la misa de responso.
Sobre el féretro en el que descansan los restos de "Totó", protagonista de aquellas "Noches mágicas" de Italia 90, fue colocada una casaca de la selección con el número 19 que usó en aquella Copa que lo consagró como su máximo goleador y figura, junto con una bufanda del Palermo.
Es incesante el desfile de personas que se sumaron desde el miércoles a la despedida, entre ellas la parcialidad del Palermo, pero incluso la de Catania, el clásico rival sicilano.
"Dejamos de lado nuestros compromisos para darle el último adiós a un campeón humilde que permanecerá por siempre no sólo en la historia del fútbol. Somos fanáticos del Catania, pero Schillaci es patrimonio de todos", resumen Nino Accordino y Antonio La Malfa, dos "tifosi" que rondan los 50 años.
"Totó era un caballero, una persona humilde de la cual me enamoré justamente por eso. Fue el amor de mi vida. Es el amor de mi vida", afirmó conmovida su viuda, Barbara Lombardo, en dialogo con el programa "Historias Italianas" de Eleonora Daniele en la Rai1.
"Mis hijos son la fuerza para seguir adelante. Mirando a Mattia puedo ver el rostro de su padre", dijo al agradecer las innumerables muestras de afecto que -destacó- "significan que mi esposo dejó un recuerdo por su forma de ser, tanto como por sus proezas deportivas".
"Nos dejó su amor y eso se ve en la reacción de toda esta gente", explicó al recordar que Schillaci libró una dura batalla por su vida: "Durante tres años y medio peleamos contra esta enfermedad y sentíamos que la habíamos superado. Pero la metástasis le había tomado las cervicales y tuvo que someterse a un tratamiento de quimioterapia y radioterapia. Fue una verdadera masacre, aunque él nunca bajó los brazos. Fue un guerrero, como toda su vida, porque quería vivir por mí y para sus hijos y lo demostró hasta el último aliento", completó.
Mattia, hijo del ex goleador, comentó: "La partida de papá nos deja un dolor tremendo porque era nuestro punto de referencia.
No tengo palabras para describirlo, aunque su historia es por todos conocida: De la nada se convirtió en lo que se convirtió y sólo espero que sirva de ejemplo para muchos".
Jessica, fruto del primer matrimonio de Schillaci con Rita y quien hoy trabaja como enfermera, decidió recordarlo desde las páginas de "La Repubblica" para contar "quién era el hombre que se escondía detrás de aquellos ojos saltones".
"Sé lo que significa enfrentar a la muerte, pero tener que hacerlo con tu propio padre, una persona joven, es realmente lacerante", reconoció, antes de relatar los últimos días compartidos: "Mientras fue posible, hablamos y bromeamos mucho recordando bellos momentos de nuestras vidas que la muerte jamás podrá quitarnos", recordó.
"A su manera fue un héroe, pero para mí era más que eso, era mi padre. Nuestra relación no siempre fue fácil, pero ¿Qué relación padre-hijo lo es?", afirmó al explicar que "alguna vez nos pidió perdón por no haber estado presente todas las veces que hubiésemos querido, pero hoy no es fácil despedir al hombre con el que este verano vivimos los últimos momentos de felicidad".
Fueron en julio cuando compartieron algunos días frente al mar en la Isla de las Féminas, cerca de Palermo, donde caminar junto al ex delantero no resultaba sencillo porque era un personaje muy popular y siempre se le acercaba alguien para saludarlo o sacarse una foto, recuerda.
"Luchó hasta el final pensando no en sí mismo, sino en las personas a las que amó y seguirá amando donde sea que esté y donde sea que vayan esos, sus ojos saltones", destacó también Jessica.
Heredero de su "magia" en cancha es su sobrino Francesco Di Mariano, delantero del Palermo que tuvo en él su fuente de inspiración, según confiesa al evocarlo con la tristeza que generan las pérdidas irreparables.
"Me siento devastado porque él era una persona buena a la que todos querían y se marchó demasiado pronto", destacó al reconocer también que en la última etapa de la enfermedad, Schillaci "luchó mucho y a pesar de que fue muy duro, jamás se rindió".
"Recuerdo que me escribió cuando me lesioné y el día de mi cumpleaños. Fui a visitarlo el 31 de agosto y lo noté muy positivo. Hablamos de fútbol, claro, y al día siguiente festejé un gol. Es uno de los recuerdos más bellos que me quedarán de mi tío", confesó.
Francesco dio sus primeros pasos en el fútbol en la escuelita Ribolla, fundada por el mismo Schillaci, soñando con emular al su tío, "un punto de referencia en la familia porque después de él, sólo yo seguí sus pasos y me convertí en futbolista profesional soñando en jugar un Mundial como él lo hizo".
"Sus hermanos, Giuseppe y Giovanni, me decían que no sabía convertir goles y que tenía que mirar los videos de mi tío para arprender", recordó al afirmar que como él "yo también me inicié desde abajo y espero que se haya sentido orgulloso de mí, aún cuando no llegué a jugar al nivel en el que él lo hizo".
Desde el fútbol llegó un mensaje de despedida de Antonio Conte, técnico del Napoli que el sábado visitará a Juventus por la quinta fecha del campeonato y quien en el inicio de la conferencia de prensa aseguró: "Quisiera recordar a Totó Schillaci, un futbolista y una persona que fue un emblema para nosotros los del Sur y nos acaba de dejar con apenas 59 años".
"En el Mundial nos llevó a lo más alto y fue un gran ejemplo", continuó Conte, al confesar: "Me siento muy triste. Tuve la suerte de jugar con él en Juventus, cuando llegué al club con 21 años. Mis plegarias hoy están con su familia, que ha perdido como todos nosotros a una gran persona".
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