Italia logró hoy una medalla de plata olímpica histórica en París en la competencia de gimnasia artística por equipos en la que Estados Unidos, comandado por la legendaria Simone Biles, recuperó el oro que había logrado en los Juegos de Río 2016 tras haberlo resignado en los celebrados en Tokio en 2021.
El equipo "azzurro" igualó lo hecho en los Juegos de Amsterdam de 1928, cuando también celebró una medalla de plata única hasta la que aportaron hoy Manila Esposito, Alice D'Amato y Angela Andreoli (junto con Elisa Iorio y Giorgia Villa) al totalizar 165.494 puntos.
Sólo Sunisa Lee (campeona olímpica en Tokio), Jordan Chiles y Biles, que sumaron 171.296 unidades, lo hicieron mejor en una final digna de Hollywood en la que el equipo estadounidense contó con el aliento de un fanático de lujo: el director Spike Lee, en el Bercy Arena.
Testigos de la "resurrección" de Biles en París fueron también el múltiple campeón olímpico de la natación Michael Phelps, la ex estrella del tenis Serena Williams, el esposo de la gimnasta Jonathan Owens, y luminarias de la canción como Lady Gaga, Snoop Dog y Ariana Grande.
Un marco acorde para ver en acción a la gimnasta que compitió a pesar de una lesión en la pierna y garantizó con su actuación en la últiima rotación el oro olímpico de Estados Unidos, que recuperó así el trono al que abdicó hace tres años en Tokio y que ocupó hasta hoy el equipo de Rusia, que desde hace dos ediciones compite como "neutral".
En la anterior, Biles fue víctima de lo que ella misma denominó como "twisties" y que la obligaron a desertar de varias de las competencias en una cita en la que cosechó plata y bronce, pero acaparó el protagonismo al aludir a los problemas de salud mental de los atletas de elite, poniendo en el tapete un tema muchas veces minimizado.
Hoy, Biles vuelve a brillar con luz propia, sumó su quinto oro olímpico a la plata y los dos bronces celebrados en tres ediciones de los Juegos y al total de 23 títulos a nivel de mundiales que la refrendan como una de las grandes atletas de la historia.
Como para que a nadie le queden dudas, en su primera rotación (salto) cosechó un total de 14.900 puntos, 14.400 en la segunda (barras asimétricas), 14.366 en la tercera (barra de equilibrio) y 14.666 en la cuarta (piso) para asegurar el primer escalón del podio para su equipo.
El tercero lo ocupó Brasil, con 164.497 puntos y con Jade Barbosa, Flavia Saraiva y Rebeca Andrade para colgarse el bronce, por detrás de Italia y de Estados Unidos, que volvió a festejar con Biles, que había vuelto a competir dos años después de aquel episodio en Tokio en el Mundial de Amberes, donde sumó cuatro doradas y una plateada que volvían a convertirla en favorita en estos Juegos.
"Siento que tenemos mucho más por dar y creo que esta fue una gira de redención, definitivamente", advertía Biles, de 27 años, en los "trials" clasificatorios en Estados Unidos, antes de salir al ruedo en París, donde supo disimular una lesión en la pierna izquierda que se precuró durante la clasificación disputada el pasado domingo.
La sonrisa que lucía hoy tras una nueva y consagratoria actuación pareció sepultar definitivamente los fantasmas del pasado y sólo se equiparó con la que exhibieron las gimnastas italianas después de hacer historia en ese mismo escenario.
El lugar que ocuparon en el podio refrendó que el segundo lugar obtenido en las series eliminatorias por detrás de Estados Unidos no había sido casual y también que el cuarto puesto obtenido en esta disciplina hace tres años sirvió como experiencia y como impulso anímico para ir también por la revancha en París.
Las lágrimas de tristeza en Tokio hoy fueron de alegría en la capital francesa y también de dolor, como en el caso Elisa Iorio, que saltó el ruedo con una lesión en la pierna izquierda, como Biles, que obligó a aplicarle un analgésico en spray entre un ejercicio y otro.
En ella, que tuvo su revancha tras quedar al margen de la pasada edición producto de una lesión en el tobillo, seguramente estaría pensando su mentor, Enrico Casella, ex rugbier devenido en entrenador de la atleta y entrenador del equipo italiano en cuatro ediciones olímpicas.
"Siento una emoción inconmensurable porque no había iniciado bien estos Juegos por ese problema físico, pero logré sobreponerme y pude realizar el ejercicio en las barras paralelas, que representa esos momentos en los que me siento libre, segura", confesó Iorio.
"Logramos algo único y quiero dedicárselo a mi familia y a mi novio, que me acompaña desde hace dos años, me comprende y se sacrifica como yo. Esta medalla de oro es merecida por lo que hizo el equipo y nos sentimos orgullosas de haberla logrado", agregó.
También se la dedicó a la "familia" su compañera Esposito, incrédula aún porque -confesó- "no podía creer que estaba en un Juego Olímpico, así que imaginen lo que significa esta medalla" y destacar que "anoche no podía dormir por la ansiedad y ahora estoy temblando. Por suerte, durante la competencia pude mantenerme enfocada hasta el final".
"Estaba ansiosa porque sabía que mi ejercicio podía darnos una medalla", coincidió Andreoli, al explicar que sus compañeras le aconsejaron que se relajase y se divirtiera al recordarle que ya era un triunfo estar en la final olímpica. "Lo logramos, ¿Qué más puedo decir?", resumió emocionada.
"El secreto de este grupo es el trabajo y el sacrificio realizado a lo largo de todos estos años", destacó a su vez Casella, al frente del equipo "azzurro" femenino desde los Juegos de Pekín 2008, al explicar: "Somos como una familia en la que todos compartimos las alegrías, los momentos duros y las derrotas". (ANSA)
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