La esgrima y el deporte italiano en general lloran hoy la muerte de Irene Camber, ganadora de la primera medalla de oro olímpica femenina en esa disciplina en los Juegos de Helsinki 1952, fallecida hoy a los 98 años de edad.
Camber, a quien todos llamaban "la señora", se convirtió en una verdadera leyenda de la esgrima, deporte en el que fue campeona mundial en Bruselas en 1953, halago que repitió cuatro años después en París en la competencia por equipos tras colgarse el bronce en la prueba individual.
De su mano, el equipo de florete "azzurro" también logró un bronce olímpico en la edición de los Juegos que se celebró en Roma en 1960.
En Mundiales y en también en la competencia por equipos festejó aquel oro en París en 1957, la medalla de plata en Luxemburgo (1954) y bronces en Copenhague (1952), Bruselas (1953), Roma (1955) y Buenos Aires (1962).
Hoy, en el día de su partida, la esgrima le rinde homenaje en el Nápoles en el marco de los Campeonatos Europeos juveniles que se pusieron en marcha el jueves en el PalaVesuvio.
"Quisiera expresar, en nombre propio y en el de todos aquellos que amamos este deporte, el infinito dolor que nos provoca la muerte de una extraordinaria deportista", destacó Paolo Azzi, presidente de la Federación italiana de esgrima.
Camber, cuyos funerales se celebrarán el lunes en Lissone, localidad de la provincia de Monza, fue pionera en esta disciplina a nivel nacional y un emblema de la esgrima.
A tal punto que el equipo femenino de florete que conquistó el oro en julio en el Mundial celebrado en Milán, se fundió con ella en un abrazo interminable que fue también un homenaje a la leyenda que forjó.
En una entrevista que concedió hace ya algunos años, Camber reitera su amor y su pasión por la esgrima y recordaba no tanto los éxitos que logró en su carrera sino "la posibilidad de viajar mucho en épocas en la que se viajaba poco y conocer el mundo".
A modo de legado, había dejado un mensaje a las nuevas generaciones de esgrimistas en el que afirmaba que "mi padre me enseñó, y yo lo transmito, que lo importante no es ganar, sino ganar con honestidad, sin que nadie te regale nada".
"A los jóvenes esgrimistas les digo que sean pacientes y determinado porque este deporte es un largo camino y un largo desafío con uno mismo", agregaba.
"Irene Camber fue una leyenda de este deporte, pero por sobre todo un ejemplo auténtico y lúcido para todos nosotros", recordó Azzi al considerar que aquella imagen del abrazo de la esgrimista con el equipo nacional en el Mundial de Milán "permanecerá por siempre en nuestros corazones".
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