Cientos de personas se manifestaron en los últimos días contra la construcción de la torre de aluminio prevista en el agua porque, aseguran, degradará el fondo marino de la isla polinesia políticamente dependiente de Francia.
La torre, de 14 metros de altura, dispondrá de tres plantas, una sala climatizada para servidores de Internet alimentados por un cable submarino.
Los manifestantes también expresaron su preocupación por los sanitarios con un sistema de desagüe conectado a una tubería.
La playa de Tahití es famosa entre los surfistas por las olas de 7 metros que se forman tras chocar contra el arrecife de coral.
El temor de los residentes es que las actividades de construcción de la torre destruyan el arrecife de coral.
"Quieren empujar la barcaza perforadora por un lugar imposible, todo se romperá. Será una catástrofe", denunciaron los manifestantes.
El surfista local Matahi Drollet también se opone al proyecto y explicó que para la prueba de la World Surf League (WSL) que se organiza cada año en Teahupoo, se construye una torre de madera que luego se desmonta al final de la prueba.
"Y no necesitamos 40 personas en esta torre, podemos reducir el número. Sobre todo porque en una competición sólo hay cinco jueces", explicó Drolleta.
Asimismo, se lanzó una petición en línea contra la intención del comité organizador de París 2024, el cual justifica el proyecto por motivos de seguridad, ya que la torre de madera (13,50 metros) ya no cumple la normativa.
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