El eterno goleador Fabio Quagliarella, el también delantero Manolo Gabbiadini, el venezolano Tomás Rincón y el arquero indonesio Emil Audero son algunos de los jugadores del plantel de Sampdoria que renunciaron a cobrar sus salarios de diciembre para evitar que el club sea sancionado con la quita de puntos por incumplimiento.
    Un gesto que seguramente aplaudirán los fanáticos del equipo genovés, que de ese modo eludiría una situación que amenaza con complicar aún más su permanencia en primera división, pues los entrenados por el serbio Dejan Stankovic marchan penúltimos en la tabla con 11 puntos en 22 fechas disputadas.
    El acuerdo con los dirigentes contempla, a cambio de la renuncia, la posibilidad de cobrar un premio en caso de que Sampdoria mantenga la categoría y le da oxígeno a las agobiadas finanzas del club, que acumula deudas por 150 millones de euros que agitan los fantasmas de una eventual bancarrota.
    El club debe hacerle frente en lo inmediato a una cifra cercana a los 10 millones de euros, un porcentaje de los cuales fue saldado con créditos anticipados por entidades bancarias a cambio de parte de los ingresos por las operaciones en el mercado de pases de enero, mientras que el resto corresponde al dinero al que renunciaron los jugadores por sus salarios de diciembre y a algunos premios previstos en sus contratos.
    El Consejo de Administración de Sampdoria, entre tanto, trabaja para intentar alcanzar un acuerdo que le permita avanzar hacia la rescisión anticipada de los contratos de dos de los entrenadores que fueron despedidos: Marco Giampaolo y Roberto D'Aversa, cuyos salarios sigue abonando el club hasta tanto esa situación no se resuelva.
   

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