La fórmula es la de los cabarets parisinos: se cena y se asiste a un espectáculo con un reparto de unos sesenta intérpretes, 350 trajes y una suntuosa escenografía que muestra las múltiples caras del país sudamericano.
Y así, en una fantasía de ritmos, colores y emociones, pasamos de los edificios pastel de Salvador de Bahía al Sambódromo carioca diseñado por Oscar Niemeyer, de las tierras bajas desérticas del Sertão a los ambientes amazónicos, en un recorrido musical que va del forró -baile popular del nordeste de Brasil- al axé, género musical nacido en Bahía en los años 80; de la bossa nova al funk.
Y los espectadores que sientan el samba en los pies podrán levantarse para dejarse llevar unos pasos en los créditos finales, junto con los bailarines que han bajado al patio de butacas para un abrazo simbólico con el público, según el título del espectáculo "Aquele abraço" (título de una popular canción).
La iniciativa -fruto de la visión del empresario carioca Alexandre Accioly- reúne a algunos de los mejores nombres del panorama nacional, con la dirección de Abel Gomes, responsable de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Río 2016, la dirección musical de Pretinho da Serrinha, y escenografía y coreografía de Priscilla Mota y Rodrigo Negri, ganadores del Carnaval 2024.
Un proyecto que llega en un momento de gran esplendor para la "ciudad maravillosa", capital del G20, en un año de auge para el turismo, que ya en los siete primeros meses registró un crecimiento del 25% en presencias (sobre 2023), con 868.370 llegadas del extranjero: la segunda cifra más alta de la serie histórica, solo por detrás de 2014, año del Mundial de Fútbol.
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