Estas son los últimos descubrimientos vinculados a la campaña de excavaciones en curso en el parque arqueológico de Selinunte por parte de la Universidad de Nueva York y la Universidad de Milán, cuyas investigaciones se centran en el gran santuario urbano en la acrópolis.
La misión ha identificado el gran acceso monumental al noroeste, un ambiente con un pozo circular, varios objetos, monedas y una estructura que parece conducir a un pequeño templo aún no conocido, no muy grande y sin columnas.
Los investigadores trabajan en el Templo R, cuyas fundaciones y alzado han sido exploradas: los trabajos han permitido confirmar su datación, entre el Corintio Medio y el Corintio Tardío, es decir, entre 580 y 570 a.C., y estudiar las técnicas de construcción, el levantamiento y la colocación de los bloques.
La excavación de este año ha permitido agregar información sobre los primeros 50 años de Selinunte (630-570 a.C.): en un primer plano de piso en arena se encontraron muchos restos cerámicos griegos datables entre finales del siglo VII y principios del siglo VI a.C.
Las técnicas constructivas son similares a las del Templo R, pero esta nueva estructura de mampostería no se puede asociar a ningún edificio ya excavado.
Los arqueólogos suponen que antes de la llegada de los griegos, esta área estaba deshabitada. Las excavaciones anteriores en el lado sur habían identificado previamente una larga stoá (pórticos) de época púnica utilizada para actividades comerciales.
La nueva excavación ha revelado, ante todo, una de las habitaciones de la stoá con paredes revestidas de estuco, y un suelo de arcilla con numerosos fragmentos de huesos y cerámica prensados.
El hallazgo más significativo es un pozo circular, profundo casi 3 metros, realizado y rellenado en época helenística con escorias de procesamiento de bronce, cobre y vidrio, y herramientas para la fabricación de metales para la fusión del bronce.
Figura entre esas herramientas un gran molde de terracota para un arma de bronce de grandes dimensiones, vasos de cerámica rotos y conchas para contener ocre rojo; un gran pinax (tableta votiva colgada en las paredes de los santuarios) de terracota pintada en forma de loto, con el agujero aún presente para el clavo que lo fijaba a la pared.
Una excavación en la esquina noroeste del santuario ha permitido identificar un ambiente con muros en los cuatro lados, en el que se han identificado al menos tres fases temporales distintas, determinadas por objetos y monedas.
Hay 10 monedas de bronce de época helenística, entre las que se encuentran dos ejemplares de Siracusa de Ierón II; 13 monedas, entre ellas una de plata de Siracusa, una figurilla de terracota pintada de una joven vestida y un fragmento de brazalete de oro decorado con una serpiente en relieve.
La parte más importante es el acceso monumental al gran santuario urbano, con un patio al aire libre y una puerta con alojamientos para grandes goznes.
El gran santuario urbano de Selinunte estaba caracterizado por la presencia de diversos accesos, señal de la intensa afluencia del área para actividades de culto, y el que se ha identificado en esta campaña de excavaciones es el que hasta ahora ha sido mejor investigado arqueológicamente.
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